Mayor resguardo en las carreteras
Muchas de las visiones externas de Calama corresponden más a estereotipos que a la propia realidad.No podemos vivir sólo pensando en los negocios, se requiere también una ciudad más amigable, entretenida, más moderna y que cautive a sus habitantes.
Cuando creemos haber avanzado algo, el estigma de ser una ciudad poca agraciada nos vuelve a golpear el rostro y nos lleva a ver la realidad de una ciudad que se esmera por cambiar pero que no logra totalmente su objetivo.
Sin duda Calama sigue siendo una de las ciudades preferidas para trabajar, pero no para vivir ni estudiar. Tampoco se visualiza como una ciudad segura y que la gente sea amable.
En estos últimos dos aspectos creemos que hay un error. Compartimos que no es una ciudad tan segura, pero no que la gente sea poco amable. Por el contrario, el loíno tiene un trato afable con los visitantes, en la mayoría de los servicios la atención es cordial, aunque quizás algo informal.
Hay consenso que todos debemos aportar para ir construyendo una ciudad que sea más encantadora, no pensando en los foráneos, sino para nosotros mismos.
La encuesta del Barómetro Imagen Ciudad, es un aporte en la medida que nosotros seamos capaces a partir de los antecedentes, ir mejorando aquellos aspectos que son posibles de corregir.
Para ser justos, es la fisonomía de la ciudad, la que conspira para no ser tan atractiva, y aquí tienen tarea los urbanista y arquitectos. El carácter del loíno podrá ir cambiando en la medida que se sigan fortaleciendo labores culturales en la sociedad y que permitan ampliar su visión, tener más conocimiento de otras realidades y en el aprendizaje que llega a través del arte, la música, el teatro, entre otros.
No podemos bajar la guardia y debemos seguir haciendo los mejores esfuerzos para mejorar nuestra imagen de ciudad. Varias urbes del mundo se empeñaron en un momento en revertir su mal prestigio y lograron cambiar profundamente.
Aunque esta localidad esté compuesta de mucha gente de otras regiones y una población flotante, es posible ir construyendo y rehaciendo una mejor ciudad. Los recursos son claves, pero también la voluntad y asumir un mejor estilo, sin que nos lleve a perder nuestra identidad.