Irreconciliables
Al conmemorarse los 40 años del golpe de Estado, lo cierto es que de reconciliación nacional poco o nada. Porque pasan los años y, como ya es costumbre, en estas fechas florecen y germinan viejas heridas, odiosidades u otros que formaron parte de un contexto histórico que no sólo dividió a Chile, sino que aún lo mantiene polarizado.
Es cosa de ver las reacciones de la opinión pública en torno a programas periodísticos, las disculpas que han ofrecido diversos actores del mundo político y legislativo u otros que han ido marcando la agenda informativa .
Declaraciones que no han dejado indiferente a nadie y que en vez de amilanar los ánimos y buscar una suerte de conciliación ciudadana, cada uno de los hechos o acciones antes expuestas han ido dejando en evidencia la diversas posturas ideológicas que persisten en torno a un tema sensible.
Peor aún, las declaraciones han contribuido a exacerbar los ánimos, añadiendo más leños a una hoguera que está lejos de sentar las bases para una construcción social, democrática y de reconciliación real entre los diversos actores que tienen la misión de construir un país más justo, tolerante y bajo un marco propio y latente de un estado de derecho. Pero que sobre todo es capaz de aprender de sus equivocaciones, asumir y que no vivir ni permanecer de los resabios del pasado.
Esto explicaría por qué las nuevas generaciones, que no vivieron ni la época de la Unidad Popular ni del régimen militar, se manifiestan con vehemencia y violencia inusitada en las calles, bajo premisas y hechos históricos subjetivos y que en nada contribuyen a una reconciliación real, sentando las bases de una nación que evoluciona y avanza en materia, por ejemplo, de equidad, tolerancia, justicia y respeto entre los ciudadanos.
Rodrigo Durán Guzmán
A 40 años
Hoy se cumplen 40 años del Pronunciamiento Militar como se le llamo entonces, hecho político, social, económico y cultural que cambió la forma de vida de los chilenos.
Trabajaba yo entonces en Valparaíso, era teniente de Carabineros en la Primera Comisaría de Playa Ancha y nuestras jornadas, eran largas, muy largas, pues debíamos tratar de mantener el orden público, cosa casi desconocida entonces, ante las acciones violentas que de día y de noche, en ciudades, campos, carreteras y caminos se sucedían sin descanso.
Toda la ciudadanía sin excepción pedía calma, orden, paz, trabajo y abastecimientos regulares de servicios básicos, cosa que en las grandes ciudades no existía.
Ese día martes 11 de septiembre de 1973, salí de mi casa en el cerro Florida, a las 05:30 horas, caminando al plan de la ciudad, pues no tenia auto particular, no había locomoción colectiva y los pocos vehículos particulares circulaban, muy poco por una falta total de combustible. Luego de caminar muchas, muchas cuadras, llegue al cuartel siendo las 07:30 horas, ya atrasado, pues debía estar a las 07: 00 horas. Sólo regresé a mi hogar 5 días después, sin saber nada de mi señora y de mi pequeña hija de sólo 10 meses de edad.
Fueron días terribles y noches espantosas pues el trabajo se hizo muy, muy pesado, balazos, bombas, allanamientos, pedradas, golpes, susto, mucho susto, como que en una oportunidad nuestro mini bus o liebre, como se denominaban, recibió 14 impactos de bala, disparados desde dos cerros vecinos, permanecí con mis subalternos, casi dos horas escondidos debajo de la maquina hasta que llegaron refuerzos.
Al sexto día, Valparaíso era una taza de leche, circulaban micros, trolebuses, había pan, leche, cigarrillos, todo era silencio en las noches.
Se exhibió en los patios del regimiento Maipo en Playa Ancha, miles de armas requisadas a particulares, incluso algunas que yo no conocía, fue impresionante.
Así, recuerdos mas, recuerdos menos acuden a mi mente en esta fecha tan importante para la historia de Chile.
Gabriel Casas del Valle Urrutia Mayor de Carabineros (R)
Peaje
He leído en vuestro diario el tarifado de peajes que publica "Autopistas de Antofagasta" para la plaza ubicada en el Km. 1.399 de la Ruta 5. Allí, al igual como acontece en la ubicada en la autopista Antofagasta-Mejillones, de nuevo, ha vuelto a instalarse un cobro abusivo e irritante: para los camiones que superen los 2.60 metros de ancho la tarifa es elevada al doble de lo normal.
¿Es que acaso la sobre dimensión aludida significa un mayor costo de operación o mantención para la concesionaria? La respuesta es no.
Sepa el lector que en nuestro país los burócratas enfermos de mercado y privatizaciones, olvidando que la tarea principal del Estado es cautelar los derechos de los ciudadanos, han otorgado tal cantidad de ventajas económicas a las concesionarias camineras que, más bien, pareciera que los contratos hubiesen sido elaborado por ellas mismas.
Nelson Vergara Bórquez