Después de seis días en pleno desierto y con algunos inconvenientes técnicos, el astrónomo Christian Moni Bidin, logró establecer que el sector de Chug Chug cumple con los requisitos, tanto en invierno como verano, para ser certificado por todo el próximo año.

"En verano la calidad del cielo es un poco mejor que en invierno, en el sentido que es más transparente y las imágenes del telescopio más nítidas. Este parámetro en particular lo encontré particularmente bueno, mejor de lo esperado", contó.

En este sentido, el profesional recalcó que este sitio es excelente para el turismo y en general para las observaciones astronómicas no profesionales o con instrumentos pequeños.

Pero lamentó que "aún no está desarrollado y actualmente es sólo una extensa planicie desértica, cruzada por una camino de tierra en mal estado. Desarrollando las infraestructuras necesarias, creo que podría convertirse en un exitoso parque astronómico para los turistas".

Otro problema que detectó es la contaminación lumínica que llega desde Calama, Chuquicamata, María Elena y Pedro de Valdivia. "El sitio aún es bueno y la contaminación sólo parcial, pero crece. Hace falta un programa de protección, de lo contrario la calidad del cielo se echará a perder".