Es necesario definir a los peligros que estamos expuestos y entregar la información de cómo actuar.
Estos planes deberían estar acompañados de la instrucción a las familias para que sepan cómo, dónde, cuándo y con qué evacuar.
Tras verificar la vulnerabilidad en que estamos frente a los embates de la naturaleza, se hace cada vez más necesario intentar educar a la comunidad para que sepa actuar ante este tipo de catástrofes. Lo vimos en la zona norte, donde la comunidad soportó un terremoto y posteriores evacuaciones por temor a un tsunami y hoy lo constatamos con los porteños quienes escapan de la ferocidad de las llamas de un gigantesco incendio que ha consumido centenares de casas en Valparaíso.
Al comparar el comportamiento en ambas situaciones queda claro que si bien hemos avanzado en cómo actuar ante terremotos y maremotos, poco sabemos de cómo hacerlo ante otras catástrofes como un incendio de grandes proporciones.
A la gente le cuesta abandonar sus propiedades, por humilde que sean, y dificultan la labor de los equipos de emergencia. Y esto no es sólo propio de los habitantes de esta comuna, se repite a lo largo del país y denota ausencia de preparación para enfrentar este tipo de siniestros.
Nadie los ha preparado para enfrentar los efectos de los imprevistos naturales o artificiales a los que están expuestos.
Por ello es muy necesario que cada comuna cuente con planes de emergencia para este tipo de situaciones y que no sólo se aboque los grandes sismos, sino también a inundaciones, incendios forestales, nevazones, tormentas eléctricas y otros tantos fenómenos a los que estamos expuestos.
Estos planes deberían estar acompañados de la instrucción a las familias para que sepan cómo, dónde, cuándo y con qué evacuar. Con el único fin de proteger su integridad física hasta que la situación esté controlada.
Los chilenos han demostrado que están en condiciones de actuar adecuadamente cuando tienen la información de qué hacer. Pero si aún conocemos que los comités de emergencia en algunas comunas son mínimos, no tienen recursos para estudios y no pueden generar campañas educativas claramente no se ha valorado la importancia de la prevención.
Calama no está ajeno a ello y es urgente que se diseñe un plan que incluya todos los peligros a los que estamos expuestos y cómo actuar adecuadamente.