Una de las desigualdades, entre tantas, que se viven en nuestro país está relacionada con el actual sistema previsional. La crítica principal es que las personas tras finalizar una extenuante vida de trabajo acceden a pensiones mínimas, las que atentan contra la calidad de sus últimos años de vida y muchos caen en situaciones de indigencias.

Esta es una de las preocupaciones de la CUT, que ayer organizó una masiva marcha por las principales calles de la capital del país, para exigir esta y otras reformas al Código Laboral que sirvan para que los trabajadores estén más amparados durante su ejercicio laboral y una vez que lo concluyan.

La presidenta de la CUT, Bárbara Figueroa (PC) ha dicho que "presionarán para que las promesas se cumplan", porque está consciente que hay resistencia a alguna de las alternativas surgidas desde el propio seno de los trabajadores como lo es el cambio previsional.

La idea que hace mucho cobra fuerza es la creación de una AFP estatal, posición que no es apoyada por la multisindical que apoya el denominado sistema de reparto que en términos simples significa que además del aporte individual se inyecten recursos de los actuales cotizantes para cumplir con los actuales beneficios comprometidos por el Estado y que en el futuro haya una devuelta de mano, bajo los mismos compromisos de satisfacción del Estado.

Son las dos posturas que están sobre la mesa, pero que no significan que sean las únicas, porque el pasado miércoles la Presidenta firmó el documento que crea la comisión de expertos que tendrá el plazo de un año para realizar propuestas previsonales que impliquen respuestas a lo planteado por los trabajadores.

Ya en octubre conoceremos el primer informe de esta comisión y es posible que no apunte a los sistemas conocidos de AFP estatal o al sistema de reparto, pero sí a entregar pensiones más dignas y que respondan a las actuales condiciones del país, que crece pero que no es consecuente con sus pensionados.

Obviamente que se requieren cambios, porque tras 30 años el actual sistema previsional ha demostrado ser muy desigual.

El espacio público corresponde a aquel territorio de la ciudad donde cualquier persona tiene derecho a estar y circular libremente, ya sean espacios abiertos como plazas, calles, parques; o bien cerrados como bibliotecas públicas o centros comunitarios, por ejemplo.

Se caracteriza también por ser un territorio visible, accesible por todos. El derecho y el acceso a la ciudad se reflejan en la calidad de los espacios públicos urbanos.

Por lo tanto es uno de los valores que una sociedad debe proteger y potenciar.

Cuando una ciudad carece de espacios públicos muestra ausencia de una sociedad cohesionada, y vamos perdiendo el valor por el mismo, la cual, reitero, es la esencia de una ciudad.

Sin darnos cuenta comienzan aparecer en nuestro cotidiano vivir malls y centros comerciales, los cuales repiten escenográficamente las calles tradicionales para crear atmósferas amigables para el consumismo, pero no nos invitan a relacionarnos en comunidad.

Debemos entender que la gente en la calle es símbolo de relacionarse, de aprender a convivir, de generar cultura y en consecuencia, generar una sociedad más justa.

Si hacemos un recorrido por Calama nos damos cuenta fácilmente de la falta de espacios públicos, y los pocos que existe, son utilizados de mala manera.

Entonces deberíamos preguntarnos ¿cuál es el problema que se produce ahí?

Si en cada consulta ciudadana que se hace, el tema de espacios públicos en relevante, ¿por qué entonces insistimos en el aumento de avenidas, carreteras o autopistas, y no mejoramos nuestros espacios públicos?

Es verdad que estas infraestructuras son necesarias para el desarrollo de nuestra ciudad, pero no son más importantes que un espacio público.

Debemos entender que el espacio público es un generador de urbanidad, símbolo de igualdad e inserción social y es así como Calama y Chile debe mirar hacia al futuro, con un proyecto integral que nos de identidad y un criterio de planificación a nivel país de cómo hacer espacios públicos.