Queremos una sociedad solidaria y no queremos que se siga subestimando el trabajo de la mujer.
La real posibilidad que tiene una madre de nutrir a sus hijos e hijas, de acompañarles, de compartir más tiempo con ellos es una dimensión humana inmensa, porque construir un país donde se respetan los derechos de las personas parte desde el principio de la vida, donde las madres puedan trabajar y cuidarles.
Es por ello que en el Día de la Madre, junto con enviarles a todas las mujeres de la región y del país un afectuoso saludo, es necesario señalar que nuestro Gobierno está garantizando las herramientas para que se pueda ejercer una maternidad y una paternidad rica en lo afectivo y valiosa en lo solidario, por medio de la compatibilización de los roles en el hogar.
Porque junto con mejorar el ejercicio de los derechos de la mujer trabajadora, también hay que dar un paso en la justa asignación de roles en el trabajo y las obligaciones familiares para que el trabajo no sea una carga adicional al ejercicio de la maternidad, porque es en la infancia donde se juega el futuro del país y es en las mujeres trabajadoras donde se plantean los planes de desarrollo más inmediatos.
Y es por eso que tenemos que hacer todo para generar en las mujeres mejores empleos, generar buenos planes de estudios, fomentar valores desde la casa, el colegio, la familia, las iglesias y en el conjunto de la sociedad. Como representante del Gobierno, déjenme señalar que en el Sernam trabajamos por la defensa de las mujeres en general, gran parte de ellas cumpliendo también los roles de madres que aportan al desarrollo de nuestra zona.
Programas como el Mujer Trabajadora y Jefa de Hogar, el 4 a 7- Mujer Trabaja Tranquila y el más reciente aún, Programa de Atención y Apoyo a las Madres Adolescentes se orientan a facilitar el acceso a las mujeres a la sociedad junto con entregar la orientación más plena y oportuna en cuanto a los derechos que nuestra legislación les asigna.
Las mujeres somos el corazón del hogar. En torno a nosotras se ordena la vida en nuestras casas, la vida de nuestros hijos. Muchas de nosotras, y ustedes saben que es mi caso particular, somos jefas de hogar que cumplimos con nuestros roles, que no son pocos, con abnegación y cariño.