La promoción y consolidación de iniciativas promovidas por mujeres para fomentar el emprendimiento contribuye a crear alternativas laborales, aumentar la participación laboral en el medio rural y diversificar su economía.
Las mujeres indígenas desarrollan el arte del telar y del bordado artesanal, heredado de sus antepasados, para fortalecer sus capacidades y transformar sus conocimientos en una herramienta útil que les genere prosperidad.
Al interior de la comuna existe un colectivo importante que ha optado por desarrollar su capacidad empresarial utilizando los productos de su zona y en muchos casos los obtenidos en las propias cosechas.
Muchas de las iniciativas femeninas del medio rural están relacionadas con actividades tradicionalmente del ámbito doméstico. Con la comercialización de productos artesanales. Tal es el caso de Eufemia Pérez proveniente de la zona de Lasana y que desde hace diez años trabaja con productos obtenidos desde la propia tierra.
Pérez, aseguró que este tipo de trabajo forma parte de sus raíces ancestrales y es un trabajo que se realiza por todos los miembros de la comunidad de Lasana.
Cada uno de los integrantes de la comunidad colabora arduamente en la elaboración de productos para luego darlos a conocer en cada feria que la ciudad de Calama les puede ofrecer.
'Vivir de la agricultura es un poco sacrificado. Nosotros somos como 40 familias, trabajamos todos juntos de la agricultura, es difícil si no fuera por ella no podríamos vivir', comentó Pérez.
TRABAJO
Para estas familias el día comienza desde muy temprano con los preparativos de la tierra para lograr una buena siembra.
'A nosotros nos gusta nuestro estilo de vida, uno siembra y después podemos vender y ofrecer nuestros productos. La gente los aprecia más y todo esto es fruto de nuestro trabajo', agregó Pérez.
El producto estrella para estas familias es la mermelada de zanahoria. La elaboración de ésta consta de un largo proceso que se inicia con la recolección de la verdura para luego todos colaborar en el lavado, picado y rayado.
Eufemia cuenta que son varias las personas que se juntan para realizar la recolección de las zanahorias, 'debemos contar con un buen stock que nos proporciones productos por al menos unos cuatro meses', explicó.
Esta situación, aún siendo una oportunidad laboral y económica para las mujeres, también repercute en el mantenimiento de los roles de género en el medio rural. Al igual que ocurre en el caso del trabajo asalariado, la necesidad de compatibilizar el rol reproductivo con el productivo limita las posibilidades de las mujeres para gestionar y crear nuevas empresas más allá del ámbito doméstico.
Tal es el caso de Romualda Pérez, quien tuvo que ausentarse por un tiempo de la venta de sus productos para poder cumplir con su rol de madre con tres hijos. Ella lleva alrededor de 4 años preparando queques, roscas y galletas, todo con un elemento en particular, la betarraga. Sin embargo, hace dos años tuvo que postergar su trabajo por sus hijos, aunque reconoce que parte de esta actividad le ha ayudado para sacar a su familia adelante. 'La vida en la agricultura no es fácil, no tenemos grandes dividendos, pero nos sirve para poder sobrevivir el día a día. Para mí es un trabajo como cualquier otro, aunque quizás con un poco de dificultad', comentó Pérez.
Por otro lado, Andrea Bautista nacida en Estación San Pedro ha dedicado toda su vida a la a elaboración de tejidos en croché, palillo y telar, actividad que le ha dado la oportunidad de entregar educación a sus 4 hijos.
Para Andrea el día parte desde temprano, a las seis de la mañana comienza a realizar sus tejidos para cumplir con algún pedido de sus clientes. Desde hace cinco años dedica su vida completa a la realización de zapatos, carteras, gorros, ropa, etc. Todo hecho con sus propias manos.
'A mí me gusta lo que hago, soy dueña de casa y comencé en esto por una necesidad de criar a mis hijos. A veces no tenían ropa para ir al colegio, por lo tanto todo lo que ellos tienen lo he hecho yo, gracias a mi trabajo pude tener a mis hijos en la universidad', explicó Bautista.
apoyo
En la ciudad existen diversas actividades para dar apoyo y oportunidad a las capacidades de estas mujeres emprendedoras. Este mes se realizó la muestra cultural y artesanal de la mujer indígena rural, ocasión que generó gran beneficio para ellas, porque lograron un buen volumen de ventas.
Según los organizadores, la estrechez de las economías de las zonas rurales y su escasa capacidad para la generación de un gran número de empleos asalariados justifican la promoción del autoempleo femenino como fórmula de creación de un puesto de trabajo.
Actividades tales como la producción y comercialización de productos agroalimentarios de calidad, artesanales, las actividades culturales y los servicios. Todas ellas, con una demanda creciente, pueden constituir sectores clave para que las mujeres decidan instalar su propia empresa en el ámbito rural.
'Con esto demostramos que las mujeres podemos pararnos solitas y que tenemos hartas cosas que demostrar y hacer '.
'Vivir de este tipo de actividades nos posibilita poder ayudar a nuestras familias, no somos millonarias pero sobrevivimos'.
'Venir a la ciudad a exponer nuestro trabajo es una forma de salir adelante y que la gente conozca lo que hacemos'.
'La mayoría de quienes somos del interior vivimos de la agricultura y de la siembra para elaborar nuestro trabajo'.