Toda una polémica está generando la petición del alcalde de no realizar turnos 7x7 ó 4x4 en la minería porque dañan la economía local. Inmediatamente surge el tema de la permanencia de las familias mineras en la ciudad, ya que claramente una gran parte está prefiriendo radicarse en otras ciudades quedando sólo el jefe de familia en alguna pensión o departamento.
Respecto de este tema, más allá de lo que el alcalde pueda o no influir en los turnos de la minería, hay otros aspectos que son necesario analizar.
Primero, si la ciudad tiene las condiciones para encantar a familias completas para quedarse aquí.
Y segundo, cuánto afecta el escaso incentivo de parte de las mineras de Codelco para que su personal viva en la zona.
Sabemos que la realidad es que la plana ejecutiva, mayoritariamente vive en otras ciudades, y gran parte de los trabajadores se están asentando en ciudades como Iquique, Antofagasta, La Serena y Santiago, en desmedro de Calama.
Aunque el lugar de residencia de la familia es una decisión personal, o a veces de fuerza mayor, también es necesario reconocer que hay pocos incentivos para que las familias vivan en Calama.
Claramente los turnos mineros están llevando a convertir a Calama en un ciudad dormitorio de trabajadores, lo que genera otro tipo de problemas producto de la lejanía de la familia.
Además repercute en la actividad económica local y de no haber nuevos proyectos mineros, su población y su desarrollo económico se verá afectado.
Para poder cambiar esta realidad es necesario que Calama vuelva a encantar a quienes vienen de afuera y retenga a quienes nacieron en esta tierra.
Esto significa potenciar la ciudad, hacerla más atractiva, con más elementos de distracción, con mayor oferta académica, con mejores servicios de salud, más segura y donde se pueda conciliar la actividad minera con la vida de ciudad. Así, cada familia que hayan optado por vivir aquí, contribuirán a dar un nuevo rostro a Calama.