Los diferentes sectores cívicos del país, buscan impulsar un fuerte acento en el Mes de la Patria, y para ello se han elaborado diversas actividades, conmemoraciones y actividades recreativas para celebrar no sólo el 18 y 19 de septiembre, sino que todo el mes con variados actos.

Resulta interesante que se quiera impulsar el sentimiento de chilenidad en todos los habitantes, pero para ello se debe enseñar y difundir el sentido de patriotismo e identidad con lo nuestro. Poder rescatar nuestros valores, raíces y tradiciones que nos hacen diferentes al resto del mundo.

Por eso es buena iniciativa que se obligue a las fondas a tener un porcentaje importante de su música con cuecas, tonadas y música chilena.

Además se incentiva el uso de atuendos y bailes típicos entre los estudiantes, lo que ha tenido una buena acogida y cada año se realizan actividades en torno a tradiciones y torneos de cueca.

La gastronomía no falla, y quizás junto con la bebida, es en estos momentos el principal atractivo de las Fiestas Patrias.

Es bueno también aprovechar para que las familias rescaten las tradiciones como elevar volantines, jugar al trompo, realizar juegos criollos en las poblaciones e incentivar a los menores a practicarlos.

El arte nacional también debe difundirse con fuerza en esta fecha como los chinchineros u organilleros, que luchan por no desaparecer.

Además deben sumarse las tradiciones propias de cada zona, sus costumbres, sus modos de vida, que marcan a una sociedad. También debe difundirse el respeto a los valores y símbolos patrios como la bandera, donde en gran parte del orbe es un símbolo que nos identifica con un país y una tierra de libertad para todos quienes viven allí.

Este es un mes en que todos los chilenos nos unimos y nos identificamos por igual, donde la patria pasar a ser un vínculo casi sagrado, donde todos somos hermanos, donde la chilenidad vuelve al corazón. La tarea entonces es que ese sentimiento siempre esté latiendo en nosotros.

Es paradójico que la principal actividad económica de una ciudad sea al mismo tiempo la principal amenaza. Hoy esto se manifiesta en una inevitable discusión sobre turnos mineros, que sin duda tiene relación con el objetivo de tener una ciudad sustentable.

En Calama, antes de la industria minera, economía, comercio y sociedad se basaban en la actividad agrícola y servicios a viajeros del desierto. Esquema suficiente para alcanzar un nivel de vida tranquilo, sano y armónico con la naturaleza. Luego, con la explotación industrial se pasó a depender casi única y exclusivamente de la minería, siendo ésta responsable, junto con la nula reacción de autoridades, de todas las complicaciones urbanas que hoy vemos y que es razón para que muchos quieran pasar lejos su tiempo libre.

En cálculos simples, si consideramos tan sólo 20 mil trabajadores en turno 4x4 ó 7x7, significa que cada uno ellos cada semana estará llegando o saliendo de la ciudad. Con un precio promedio de pasajes aéreos de 70 mil pesos, se estarían gastando 72.800 millones de pesos en un año. Esto equivale aproximadamente a todos los fondos de desarrollo de la región (FNDR), o al nuevo hospital, más el traslado de ferrocarriles, más cuatro parques y todos los proyectos priorizados construidos.

Si pensamos que muchas veces esas decisiones son presionadas por quienes históricamente han buscado sólo y exclusivamente su propio beneficio sin pensar en lo absoluto en la ciudad y en la sociedad donde se están insertos, no es descabellado pensar de que dicho costo lo terminarán pagando las empresas mineras.

Una alternativa es invertir esos recursos en una ciudad más agradable, moderna y sustentable para beneficio de todos en vez de que todo quede en las arcas de un par de aerolíneas. Otra opción es restablecer la condición de oasis y potenciar la ciudad para que pueda seguir subsistiendo en el tiempo después de que se acaben los minerales, emigren los foráneos y la actividad comercial y social se traslade fuera. Los turnos por sí solos consolidarían un campamento dormitorio y, una vez más, se destruiría un asentamiento humano del norte a causa de la actividad industrial.