A menos de una semana de las elecciones presidenciales, el ambiente político en Brasil ha subido de temperatura con fuertes ataques cruzados entre los candidatos, dirigidos especialmente a la actual Mandataria, Dilma Rousseff.
Los últimos sondeos han mostrado un fortalecimiento de la aspirante a la reelección y a la vez, un debilitamiento de su principal contrincante, la candidata del Partido Socialista Brasileño (PSB) Marina Silva.
En el penúltimo debate televisivo, emitido el domingo por la noche, Rousseff, del Partido de los Trabajadores, se convirtió en blanco de ataques cuando los seis aspirantes opositores criticaron al Gobierno por el escándalo de corrupción que envuelve a la petrolera estatal Petrobras, la crisis en el sector eléctrico, el descontrol de la inflación, la inseguridad, las altas tasas de interés y hasta la supuesta falta de inversión en las Fuerzas Armadas.
El fuego cruzado en el debate organizado por el canal Record, con la intención de menguar el 40% de intención de voto que los últimos sondeos le dan a la Mandataria, obligó a la Jefa de Estado a pedir varias veces el derecho a respuesta, y a usar sus intervenciones para defenderse de acusaciones que habían quedado en el aire.
Pero la necesidad de defenderse no impidió que la Presidenta lanzara una fuerte crítica a Marina Silva, que hasta hace pocos días aparecía como favorita para vencer en estas elecciones, y a quien le exigió "coherencia".
"Usted cambió de partido cuatro veces. Cambió de opinión sobre asuntos fundamentales para el país, como el matrimonio entre personas del mismo sexo, que su programa de Gobierno inicialmente apoyaba y pasó a rechazar", atacó la Mandataria.
"Actitudes como esas generan inseguridad, y gobernar Brasil exige coherencia y posiciones claras", agregó la Jefa de Estado al adoptar un discurso que viene usando su partido para resaltar las contradicciones de la ecologista, y que al parecer viene dando resultados y erosionando el apoyo que la ex senadora tiene en los sondeos.
Según las últimas encuestas, Rousseff ganará las elecciones del domingo, pero no llegará a superar el 50% de los votos, por lo que deberá disputar una segunda vuelta frente a Marina Silva el 26 de octubre. Rousseff ha conseguido ampliar en los últimos días a 13 puntos su ventaja sobre Silva.
A las elecciones generales de este domingo están convocados 142,8 millones de brasileños, quienes elegirán a su Presidente, vicepresidente, a los 27 gobernadores estatales, 513 diputados y 27 de los 81 senadores. Los brasileños votarán en urnas electrónicas, unos microcomputadores específicamente creados para las elecciones con tecnología brasileña que fueron estrenados en 1996. Pese al tamaño del electorado, se espera que los resultados se conozcan en pocas horas, gracias al voto electrónico.