Mañana se cumplen 41 años de la ejecución de las 26 víctimas del paso de la Caravana de la Muerte por Calama y a pesar de haber transcurrido tanto tiempo aún existen siete familias que no logran cerrar ese ciclo de dolor, pues las pericias no logran establecer si hay osamentas que puedan enterrar.

La secretaria de la agrupación de Familiares de Ejecutados y Detenidos Desaparecidos Políticos de Calama, Lorena Hoyos, comentó que una vez que se termine este proceso y se cierre la causa, empezará la demanda civil, pero no por "la sangre de los caídos, sino por todo el perjuicio que nos han hecho".

Argumentó que de los 26 fusilados, aún faltan por identificar y "tenemos muestras que se fueron a Austria para ver si hay otros reconocimientos y si esto no sucede terminaríamos la causa. Pero hay algo que continúa, porque empezaremos la demanda civil, por todo el esfuerzo de las madres y de algunas abuelas, gracias a quienes los hijos pudimos salir adelante, de lo contrario no hubiésemos tenido qué comer ni cómo vivir".

Agregó que siempre fueron vistos como personas de tercera categoría, "ahora yo trabajo en Codelco, pero pude ingresar el 90, porque según ellos quien fue mi padre me lo impedía y así hubo historias de tantos otros hijos".

Conmemoración

En tanto, dijo que este año la muestra agregó otro hito a la historia de la agrupación, pues presentaron el premio de justicia social Claude Snow. "Es la única agrupación en Chile que se lo ha ganado y competimos con más de mil personas e instituciones a nivel mundial. Fue un arduo trabajo, porque fue un proyecto, lo que nos genera gran motivo de orgullo".

Contó que para recibirlo viajaron hasta Oklahoma, en Estados Unidos, "fue increíble la recepción porque fuimos a la universidad y la juventud llegó a llorar con las historias y ellos se encargaron de empezar a difundirlas por el mundo, lo que no ha hecho Chile".

Para hoy, la agrupación también tiene actividades conmemorativas, comenzando al mediodía con una romería en el cementerio, donde se sepultarán restos de dos víctimas que fueron re-identificadas por el Servicio Médico Legal, "mientras que a las 20 horas tenemos la misa en la catedral San Juan Bautista y una hora más tarde será la velatón en la placa de la plaza 23 de Marzo", comentó.

En junio de este año Juan Picón cumplió 35 años como profesor de lenguaje, tiempo que ha estado marcado por grandes satisfacciones, hechos que le confirman que haber elegido esta carrera es la mejor decisión que ha tomado en su vida laboral.

Actualmente se desempeña como jefe de la unidad técnica del liceo Francisco de Aguirre, pero su historia en Calama comenzó hace varios años, cuando llegó a la escuela Grecia, "luego me fui al liceo técnico, hasta que me buscaron para formar parte de un nuevo establecimiento que se creaba, el Luis Cruz Martínez, en donde trabajé cerca de diez años, hasta 1991, después se dio la posibilidad de estar en la unidad técnica del B-8, participé en un concurso y llegué a este establecimiento".

Picón, quien se tituló del pedagógico de la universidad del Norte, argumentó que en estos 35 años es un convencido que los profesores son héroes, "porque no sólo se tiene que enseñar e intercambiar conocimientos con los alumnos, sino que además se tienen que formar valores".

En este sentido, precisó que los momentos más gratificantes es cuando se encuentra con exalumnos y estos ahora son profesionales. "Les enseñé a redactar, a escribir poesías y cuentos, lo que ahora no se ve. Esto es lo más lindo de ser docente, formar personas y que éstas estén agradecidas de lo que recibieron".

Asimismo, incluye como parte importante de su carrera y de los momentos inolvidables un viaje que realizó a Israel, "me gané una pasantía y estuve un par de meses, jamás pensé ni se me pasó en mis sueños conocer un país tan lejano y ligado a mi creencia religiosa".

En cuanto a su carrera docente, dijo que pretende postular a un cargo de dirección, pues estar al mando de un establecimiento es el último eslabón que le falta, posterior a esto espera jubilarse y dedicarse de lleno a su gran pasión, que es escribir cuentos y poesías, siendo su objetivo escribir un libro.

Picón es casado, tiene dos hijas, tres nietos y uno que está por nacer. "Soy de Antofagasta y llegue como lo hacen muchos, sembré semilla y realmente le debo mucho a esta tierra, he conocido mucha gente y la experiencia de trabajar en enseñanza me ha dejado bastantes satisfacciones".