A propósito de los resultados de la PSU
Aqué le temen los padres y apoderados cuando se habla de educación municipal, a los paros y tomas, a los cursos de 45 alumnos, a los "flaites", al bullying, a la imagen que proyectan ante sus conocidos, o derechamente a la calidad de la formación que imparten los establecimientos fiscales, cuyos resultados siempre están por detrás de los subvencionados y más aún de los particulares pagados.
Sin embargo, el Instituto Nacional, que este año logró 22 puntajes nacionales en la PSU, es un establecimiento que depende de la municipalidad de Santiago, aunque claro, la selección de cada uno de los "institutanos" es estricta y aquí entra en juego la selección, que también es cuestionada por algunos sectores.
Pero cómo se entiende entonces que Gonzalo Cáceres Orellana, quien estudió en un liceo técnico de Rengo, haya obtenido puntaje nacional. Tal vez él tenga la fórmula: "Todo va en el esfuerzo, nada es imposible", asegura el futuro ingeniero civil, quien agrega otro factor a la exitosa ecuación que lo ayudó a obtener 850 puntos en matemáticas, "los padres son fundamentales". A este escenario donde parece no haber certezas, se enfrenta la reforma al modelo educativo, que parece anacrónico ante un sistema como el de Finlandia, que ha salido a colación en virtud de ser considerado el mejor.
El país europeo apostó por tener profesores de primer nivel, siendo exigentes en su selección y obligatorio, a los postulantes, cumplir con un magister antes de llegar a las aulas. Profesión que ha ganado tanto prestigio como medicina.
Todas las escuelas son gratuitas, al igual que todos los materiales que utilizan profesores y estudiantes, y el nivel de calidad entre el mejor y el peor establecimiento es mínimo. Cada sala tiene grupos reducidos de estudiantes y no es raro que en una misma sala coincidan varios profesores, los que tienen la libertad de decidir que estudiarán sus alumnos.
Otro punto importante, que derrumba todo los paradigmas con los que crecimos en Chile, es que no existen las calificaciones, lo importante es aprender y no las notas, aunque sí existe una forma de evaluar que es entregada solo de manera particular para no concientizar a los de menor rendimiento de que son malos estudiantes. Y otra cosa, las pruebas estandarizadas como el Simce, no existen, pues las consideran dañinas.