A no repetir los mismos errores
Llama la atención que el municipio a estas alturas reconozca que los montos asignados para la remodelación del Paseo Ramírez y la Plaza 23 de Marzo sean insuficientes y hayan declarado desierta la licitación ante el temor de no contar con oferentes. Se entiende que no se quiera perder una importante remesa, que en este caso es de 5 mil 400 millones de pesos, lo que no se entiende es que se posponga el llamado y no se busquen más recursos o se modifique el proyecto, sólo se informa de preparar una nueva licitación y abrirla a nivel nacional para que las ofertas mejoren.
Claramente no creo que sea mucho lo que puedan lograr si es sabido que a las licitaciones son casi las mismas empresas que postulan a nivel nacional. Por ende no será mucho lo que variará en uno o dos meses más si es que no se hacen transformaciones de fondo.
Una de las salidas es volver a valorizar el estudio y solicitar al Consejo Regional adicionalmente la cantidad necesaria para sacar adelante el proyecto dentro de los estándares presupuestados.
De no ser así la opción menos recomendable es modificar el actual proyecto para que su valor disminuya. Es decir, variar algunas de sus especificaciones para que se enmarque dentro del presupuesto actual. Incluso se puede planificar por etapas y no ser tan ambiciosos desde el inicio.
Esas son las posibilidades que debiera estar estudiando el municipio para que el esperado proyecto se concrete lo antes posible y no sufra nuevos retrasos. Si no lo hace lo más probable es que no lleguen los oferentes que se esperan, el proyecto sea adjudicado y en el futuro estemos viviendo una situación similar a lo ocurrido con la Escuela D-48, donde hasta el día de hoy seguimos esperando su conclusión.
Se debe aprender de la experiencia y esta dice que no sólo los proyectos deben estar bien diseñados, también que se deben buscar las empresas más idóneas, con solidez económica para que puedan soportar algunos imponderables y finalizar la obra en los tiempos pactados y no correr riesgos innecesarios que pueden ser difíciles de soslayar.