Calama recibe marzo y espera un mejor futuro
Sin duda, el mes de marzo es para muchos en el país el punto de inflexión entre el merecido descanso y el inicio de una nueva etapa de trabajo, pero para los que vivimos en Calama, es mucho más que eso; es el momento en que esperamos ser reconocidos por el resto de nuestros hermanos. Seguramente, es porque nos aprontamos a recordar que ya van 136 años desde la anexión de estas tierras al territorio chileno.
Aquí nos enorgullece enormemente ser parte de este aguerrido país, eso a no dudarlo, nos sentimos felices de aportar con nuestras riquezas al desarrollo y crecimiento de todo el territorio nacional.
Sin embargo, quisiéramos del resto de Chile, en especial de sus autoridades una mirada de mayor compromiso con esta zona. A riesgo de resultar reiterativo y hasta majadero para muchos, voy a insistir junto a los ciudadanos en el reclamo de mejores condiciones de vida para nuestra gente.
Nuestra voz de ciudadanos ya está lanzada al viento y no la van a silenciar hasta que se oiga y atienda nuestro rezongo: No queremos más declaraciones de buenas intenciones y luego explicaciones de procesos que se hacen interminables por ejemplo para el reinicio de las obras del nuevo hospital para la ciudad. Deseamos se termine de una vez por todas la verdadera novela en que han transformado la entrega de un estadio prácticamente terminado.
Nos oponemos al alza en las cuentas de la luz y por el contrario demandamos una justa compensación por el significativo aporte en producción energética de la región, de la cual los vecinos ocupamos una mínima parte y la industria se nutre de ella.
Desde aquí también hago un potente llamado al gobierno y a la familia Luksic, propietarios del Ferrocarril Antofagasta a Bolivia, primero a no trasladar, ni menos demoler las instalaciones de la antigua estación del tren, que debe ser a mi juicio transformada en un verdadero museo de nuestro patrimonio. Al mismo tiempo, les emplazo a retribuir, en parte, lo que esta tierra bendita les ha dado, trasladando el paso del tren con sustancias peligrosas al oriente de la ciudad; ¡Ese sería un lindo regalo de cumpleaños!