Fue en 1912 cuando se comenzó a construir el campamento en la mina de Chuquicamata, la que por esos años pertenecía a la "Chile Exploration Company". Un campamento que dejaría huella en la historia de miles de personas que vivieron su vida allí, en torno a la industria minera más grande del país.
En un comienzo se hicieron dos grandes complejos de casas, ubicados a escasos kilómetros de las áreas de trabajo, albergando a empleados, altos mandos ejecutivos y ejecutivos norteamericanos. De a poco, Chuquicamata se transformó en una pequeña ciudad, independiente de Calama ya que se instaló todo lo necesario, hospitales, escuelas, almacenes, entre otros servicios que promovieron el desarrollo de la vida social en el campamento.
Los recuerdos son cientos y cada quien recuerda los lugares que marcaron su infancia o los lugares donde usualmente se compartía. Entre ellos la Plaza Los Héroes, el Salón de Té Carloncho, Restaurant Las Tablas, el Souvenir, o subir a la piedra grande para ver desde las alturas todo el campamento, entre tantos lugares más.
La apacible vida que se llevaba a diario, es recordada con nostalgia por los chuquicamatinos que se vieron obligados a dejar este campamento el 31 de agosto de 2007, día en que se cerró oficialmente.
Nacida en Chuqui
Marta Arancibia vivió prácticamente toda su vida en Chuquicamata. Allí nació, en 1948 y se fue con mucha nostalgia junto a su familia en 2004 a vivir a Calama. Todo su entorno familiar estuvo ligado a la minería. "Viví con mis abuelos en los 600 antiguos y nací en la ex Escuela 22, ahí estaba la maternidad. Mis hijas también nacieron en Chuqui y hasta cuarto medio estuvieron allí hasta que se fueron a la universidad", contó Marta.
Sobre su niñez recuerda el ambiente familiar y seguro, los juegos sencillos y los fines de semana cuando le permitían ir al cine. "Ibamos a la escuela y cuando hacía mucho viento se sentían las piedrecillas en las piernas. Recuerdo que los baños estaban afuera y teníamos que salir con velas en la noche. El juego que teníamos era perseguir el camión de humo que en realidad iba fumigando. Había una señora muy alta, que le decíamos la metro 80 y cada vez que la veíamos salíamos corriendo. Cuando nos portábamos mal los papás nos decían que iban a llamar al Ñato, que era un señor que también vivía ahí".
En 1962 cuando su abuelo se retiró de Codelco y se trasladó a Antofagasta, no duró ni un mes fuera de Chuquicamata y volvió. Allí quiso seguir su vida. Al tiempo conoció a Lorenzo Inostroza, quien llegó el 67` a "los buques" (departamentos de solteros) con quien formó una familia. Mientras convivían vivieron en Los Hundidos, después en las Normac y finalmente en la Villa Florencia los últimos 17 años.
Lo que más recuerdan son las fiestas que se realizaban, sobre todo las navideñas. "Lo más tradicional era la navidad, la familia Lira durante muchos años, pasaba con un carro alegórico y gente disfrazada de Disney, con el tiempo se fueron perfeccionando y después era todo un acontecimiento el carro con el trineo que pasaba repartiendo sacos de dulces por todo el campamento", recordó Lorenzo Inostroza y entre risas comenta que era común que los adultos perdieran la compostura y disputaran con los niños los confites.
un emprendedor
El conocido empresario Héctor "Tito" Álvarez tiene un sinfín de recuerdos de Chuquicamata. Nacido en Pampa Unión a los cuatro años llegó al campamento y sus estudios los realizó en la Escuela Nº 3 de Hombres de Chuquicamata. "Recuerdo que era tranquilo, no había delincuencia. Mi padre era soldador entonces llegamos al campamento Olata donde estaban los obreros, después pasamos a vivir a "los dos miles. Cuando el cobre estaba en manos de los gringos, recuerdo que se celebraba mucho el 4 de julio, la independencia, esa fiesta era en grande. Se usaban las dos banderas. En el colegio nos enseñaban las primeras estrofas del himno de ellos. Se hacían actos, discursos y fiesta", contó Álvarez.
De joven siempre destacó por sus emprendimientos, que lo llevaron a tener varios negocios y contratos mineros. Entre sus recuerdos está el haber sido uno de los primeros ramaderos en las Fiestas Patrias desde 1951 junto a toda su familia. La ramada se llamaba "Punta y Taco" y tuvo éxito incluso con los jefes americanos ya que les hizo una sección especial para que también participaran.
"Nos iba bien porque no había más entretención en Chuqui más que las ramadas, hice como un lugar Vip para los gringos, y dejaban mucha propina, les vendía wisky. Hice ramadas como seis o siete años seguidos", dijo Álvarez.
En otra época también adquirió la cervecería Chukin, la cual renovó totalmente y le cambió de nombre a Souvenir. La inauguración fue en 1961 y siempre tuvo una gran cantidad de clientes. "A los mineros les gustaba tomar cerveza por metro cuadrado (cajones con 36 botellas cada una). Después pensamos con mi señora hacer algo más familiar como una pastelería y nos empezó a ir mal, casi perdemos el negocio. Así que tuvimos que volver a vender cerveza como les gustaba a los mineros", dijo Álvarez.
En 1973, los militares querían que los trabajadores no bajaran a Calama en la noche para evitar que faltaran a las jornadas laborales. Fue a allí cuando le piden a Tito hacer una sala de eventos la que se llamó "Tango Llampo" inaugurada en 1974 con la orquesta de Alfredo de Angelis y sus veintiún maestros, Ledezma, las hermanas Ubilla y bailarinas top como Maggie Lay. Tiempo después se transformó en la primera pizzería llamada "Centro Shopping" trayendo una las primeras máquinas shoperas a Chuquicamata.
"Lo más tradicional era la navidad, la familia Lira durante muchos años, pasaba con un carro alegórico y gente disfrazada de Disney, con el tiempo se fueron perfeccionando y después era todo un acontecimiento".
Marta Arancibia
Ex habitante de Chuquicamata