51 años cumplirá el hospital Carlos Cisternas al servicio loíno
Fecha. El 23 de marzo de 1964 fue inaugurado el recinto, el que respondía a altos estándares.
Se inauguró el 23 de marzo de 1964, cumpliendo con los más altos estándares de construcción de la época y su misión era dar una efectiva respuesta a las demandas de las personas, quienes hasta el momento se atendían en un pequeño hospital de adobe. Su nombre lo lleva por el doctor Carlos Cisternas, profesional que llegó en 1922 y se ganó el cariño de la ciudadanía por su abnegada atención hacia los pacientes, pero lamentablemente murió seis años después a consecuencia de la tuberculosis.
A más de cinco décadas de su inauguración, el hospital que fue uno de los más "top" de la época ya no responde a las necesidades de una población que creció de manera abismal, dando claras señales de agotamiento, con cortes energéticos, inundaciones y falta de espacio, por nombrar algunos inconvenientes.
Historia
En 2012 el jefe del Centro de Responsabilidad de Emergencia, el doctor Lucas Burchard, comenzó una investigación respecto a la historia del recinto, pues sería expuesta en la inauguración del nuevo hospital Carlos Cisternas. Su presentación aún espera, pero al cumplirse los 51 años el profesional contó lo que logró recabar en meses de trabajo.
De acuerdo a los antecedentes recopilados, el 23 de marzo de 1964 no sólo fue un día especial por el aniversario de la comuna, sino porque se inauguró un hospital que si bien era básico en el nivel de atenciones su construcción cumplía con los mayores estándares de calidad de la época. En la ceremonia estuvieron el alcalde, Osvaldo Olguín Zapata y el ministro de Salud, Francisco Rojas Villegas.
"Nació como una necesidad a la comuna, en el sentido que el que existía anteriormente y estaba ubicado en el mismo lugar estaba en malas condiciones, era de adobe y muy antiguo. No he podido averiguar si tenía un nombre", comentó Burchard.
Agregó que cuando se terminó de construir el actual recinto, seguramente existió una comisión integrada por el director del hospital, el doctor Enrique Montt, en la que se decidió que el nombre más propicio sería Carlos Cisternas.
En tanto, desde que se construyó tuvo su primera gran modificación en la década del 90, "cuando estaba como director el doctor Jaime Herrera. Se hizo todo lo que es el pabellón de Pediatría y en maternidad se hizo una gran ampliación. En la urgencia se hicieron modificaciones, como en la residencia de los médicos".
Nombre
En 1922 llegó a Calama el doctor Carlos Cisternas para trabajar en el hospital de la Caridad. Muy pronto se ganó el respeto y admiración de los pacientes por su admirable dedicación. "No era el único médico, habían dos o tres más, pero su gracia es que fue buena persona, tenía cierta mística de buena persona y trabajador, pero lo que lo llevó a la categoría de mártir fue que en el ejercicio de la profesión contrajo tuberculosis, que en esa época no tenía tratamiento, por lo que debieron trasladarlo a Antofagasta, donde falleció en 1928", contó Burchard.
Agrega que no era casado mantenía una relación con Olga Anguita, con quien tuvo dos hijas, en 1926 y 1927, respectivamente. Su familia, que vivía en Santiago, decidió que las menores debían vivir con ellos, inventando que la madre también había fallecido, pues nunca habrían aprobado la relación. En la década del 50 las niñas recién supieron que ella estaba viva.
"Fundó la Segunda compañía de Bomberos de Calama, era rotario, apolítico, libre pensador, religioso, influido en el ambiente del radicalismo y la masonería, además su familia era de buena situación económica. Lo que no entiendo es por qué se vino a esta ciudad, se podía haber quedado en Santiago o Concepción" agregó el doctor Burchard.
Médicos
Doce años después de la inauguración, el hospital contaba con más médicos, la cifra fluctuaba entre los siete y nueve, todos eran generales de zona. En esa época venir a Calama implicaba hacer el internado rural que duraba cinco años.
Uno de estos médicos era el doctor Rodrigo Valenzuela, quien aún es parte del hospital. Según recuerda, "veníamos con capacitación en las cuatro especialidades básicas, que son cirugía, medicina, pediatría y obstetricia. El recinto ya tenía los servicios individualizados, pero se debían hacer todas las especialidades, esto cada seis, ocho meses o un año y luego cada uno elegía la que más le gustaba y postulaba a hacer su beca".
Valenzuela recordó que mientras se desarrollaba como jefe de cirugía en 1975 fue citado por el secretario ministerial de Salud designado para manifestarle que sería bueno que el hospital contara con un servicio de Urgencia. "En ese momento prácticamente fui comprometido a empezar a organizar esta unidad. Conversé con mis colegas y no teníamos mucha oportunidad de decir que no. Comenzamos a trabajar haciendo turnos de llamado que los asignamos por calendario. (Urgencia) era donde ahora está la subdirección administrativa. En esos años nunca se habló de pago, se hizo de manera voluntaria desde 1975 hasta 1983, aproximadamente".
Hoy
En 2010 se inició la construcción del nuevo hospital Carlos Cisternas, porque el actual recinto estaba colapsado y ya no daba abasto para la demanda y la cantidad de funcionarios. Lamentablemente, el proyecto tuvo una serie de problemas que hasta hoy no están resueltas, por lo que las viejas dependencias deben seguir respondiendo.
El actual director, Patricio Toro, explicó que "hoy enfrentamos una explosión demográfica, migratoria y una transición epidemiológica. Estamos tratando pacientes distintos, hay menos partos y muchas personas de más edad, aumentando los mayores de 65 años y con toda su carga de enfermedades crónicas, por lo tanto la infraestructura ha quedado bastante entrampada".
Precisó que además del ámbito físico, la principal debilidad que tiene el Carlos Cisternas es la falta de especialistas, "un tema que a pesar que hemos enfrentado con todas las dificultades posibles, se estanca porque no hay una política de recursos humanos orientada a eso".
En tanto, comentó que se fueron 20 médicos a especializar y ya están retornando, pero esto es el cuello de botella que existe, al que se suma que el servicio público debe competir con el privado, el que ofrece mejores remuneraciones, tanto a profesionales como técnicos.
En cuanto a las fortalezas, dijo que es la identidad, "hay una columna vertebral que rige este hospital y son las personas que han nacido, crecido y evolucionado acá, que han vivido las mejoras estructurales, los procesos de acomodación, la incorporación de tecnología y un avance de su propia profesión, por lo tanto se tiene un cariño enorme por la institución. Esa gente es el sustento de esto y a las nuevas generaciones eso les impacta".