Dormir ayudaría a superar los prejuicios
aprendizaje. Un experimento de científicos de universidades estadounidenses demostró que el aprendizaje se puede reforzar durante el sueño, lo que también sirve para reducir ideas preconcebidas, como el racismo.
Los prejuicios sociales más enraizados, como el racismo o el sexismo, pueden reducirse durante el sueño, según un estudio en el que un grupo de voluntarios aprendió nuevos patrones de pensamiento y los fijaron en su cerebro mientras dormían.
El estudio, realizado por expertos de las universidades estadounidenses de Evanston, Austin y Princeton, apoya investigaciones que muestran que los recuerdos pueden reactivarse selectivamente y reforzarlos en el sueño.
Los científicos saben que dormir potencia la memoria al resucitar cierta actividad de las neuronas durante los periodos de vigilia y este proceso puede estimularse experimentalmente cuando se duerme, por ejemplo, respecto de cosas que acaban de aprenderse.
El doctor Xiaoquing Hu y un grupo de investigadores han demostrado que ese método no sólo funciona con la información recién aprendida, sino que puede influir en actitudes implícitas interiorizadas durante la infancia, según un articulo publicado en Science.
Si bien "en los últimos años la tendencia a mostrar actitudes racistas o sexistas ha disminuido, los prejuicios sociales pueden influir en el comportamiento de las personas de una manera inconsciente o implícita a pesar de sus intenciones o esfuerzos para evitarlos", explicaron los científicos.
En experimentos realizados con videojuegos de visión subjetiva, los participantes, independientemente de su raza, tendían a disparar más a personas negras que a blancas, mientras que en instituciones que buscaban ayudantes de investigación el equipo docente -tanto hombres como mujeres- tendía a contratar hombres, aunque las mujeres estuvieran igual de cualificadas.
El experimento
Hu y su equipo se centraron en contrarrestar prejuicios de raza y género. A un grupo de 40 voluntarios se le mostraron fotos de hombres y mujeres de diferentes razas y aprendieron a asociarlas con características opuestas a los prejuicios.
Así, identificaron los rostros femeninos con palabras relacionadas con la ciencia o a los hombres negros con palabras "buenas" y cada una de esas asociaciones se vinculó a un sonido.
Después de ese "aprendizaje", los voluntarios durmieron 90 minutos, durante los cuales se repitió uno de esos sonidos, elegido aleatoriamente, para reactivar la asociación de ideas que acababan de aprender.
Una semana después de realizado el procedimiento descrito, el equipo comprobó que algunos prejuicios sociales implícitos de los voluntarios se habían reducido y que eran los que habían asociado al sonido oído al dormir.
Durante el sueño, la información que el cerebro acaba de almacenar puede integrarse con otra ya existente y transformarse en representaciones estables a través de un sistema conocido como consolidación.
Se cree que los mecanismos de esa transformación involucran la reactivación repetida de la información, especialmente en el sueño, lo que lleva a una mejora del rendimiento de la memoria una vez despiertos.
El equipo dijo que hacen falta más investigaciones para tratar cuestiones como cuánto entrenamiento es necesario para que los beneficios implícitos persistan y se conviertan en beneficios explícitos en las relaciones interpersonales o si el método se puede adaptar para ayudar a la gente a cambiar hábitos como fumar.