Una de cada cinco adolescentes está embarazada en Calama, una porción no menor comenzó su vida sexual a los 14 años, mientras que en el caso de los hombres a los 12. Otra cantidad está destinada a ser madre soltera, pues las relaciones a temprana edad, generalmente, no tienen el sustento sentimental ni de madurez para perdurar.
El embarazo adolescente no sólo implica el nacimiento de un bebé, sino también está el futuro, la importancia de los apoyos, la aparición las frustraciones y las crisis de personalidad, además de otras tantas problemáticas que podrían ser evitadas con una educación sexual efectiva que se inicie desde la edad pre escolar y no se base sólo en el coito y la prevención de enfermedades.
Si bien la llegada de un hijo, generalmente, es considerada una bendición, la realidad es que estos jóvenes deben cambiar radicalmente sus vidas, madurar a la fuerza y asumir responsabilidades de adultos.
Historias
Priscila Zamorano quedó embarazada en 2013 cuando ingresaba a tercero medio. Además de lo difícil de decirle a sus padres y de la reacción que tuvieron ellos, debió enfrentar un embarazo de alto riesgo, que la llevó a perder gran parte de las clases de ese año.
"Fue muy complicado, porque tenía síntomas de pérdida, porque anteriormente había tenido bulimia y por lo mismo no tenía defensas y me desmayaba cada cierto tiempo, por lo que no podía estar en el colegio permanentemente. Falle muchas veces y cuando cumplí los ocho meses me reintegré al liceo para recuperar ese año", contó.
En cuanto a sus relaciones, agradece el apoyo que le dieron sus padres y suegros, además de la compañía de sus amigas, quienes se vieron obligadas a cambiar las rutinas que tenían.
"Después de terminar las clases nos íbamos al mall a tomar helado, pero todo cambió cuando nació mi bebé, porque me tenía que ir rápido a mi casa a cuidarlo. Les agradezco que ellas me apoyaran mucho", contó.
En tanto, dijo que "es muy difícil estudiar y ser mamá, porque la mente no está al 100% en el estudio. Si el bebé se enferma hay que fallar no más, aunque hayan trabajos o pruebas, él está primero".
Caroline Torres es alumna de cuarto medio del liceo Eleuterio Ramírez y en octubre espera la llegada de su pequeña Ayelén Antonella. Esta joven se caracterizaba por ser deportista, por lo que cuando quedó embarazada surgieron varios temores, entre ellos la condición de su hija, porque "me enteré cuando tenía dos meses y medio y pensar que le podía haber pasado algo me preocupó mucho".
Además de los cambios en su cuerpo y en sus rutinas, Caroline está enfrentando este desafío con muchas esperanzas, debido a que está convencida que logrará la beca que le permitirá seguir sus estudios y con ello dar un mejor pasar a su hija.
"Mi proyecto futuro no ha cambiado, tengo mis sueños intactos. Lo de mi cuerpo ha sido frustrante, pero no tengo grandes temores, me siento preparada para ser madre", comentó.
En tanto, dijo que no se siente tan sola en este camino, ya que tiene muchas amigas y compañeras que están en la misma situación y "ellas me cuentan sus experiencias, nos aconsejamos lo que podemos o no hacer y compartimos harto".
Caroline sigue con su pololo, quien debió dejar de estudiar para asumir económicamente el embarazo, pero tiene planeado volver a estudiar y terminar su enseñanza media.
Sebastián Yelic tiene 16 años y fue padre a los 15, situación que le provocó un cambio absoluto en su vida de adolescente. "Antes podía salir y si tenía plata me compraba algo para mí. Ahora no, porque tengo a mi hijo, que es una responsabilidad que va más allá de todo y tengo que velar por él. Me cambió radicalmente mi vida", manifestó.
Si bien en un comienzo todo marchó bien y ejerció su rol al 100%, problemas con su pareja lo llevaron a distanciarse y ahora ve a su pequeño hijo a través de visitas reguladas por una mediación. "Ahora estamos bien, porque tengo mis visitas. Esto fue ahora último, porque el comienzo fue todo normal, todo bonito, cuando nació le cambié pañales, le di la leche y todo, pero después hubo problemas", agregó.
Sebastián comentó que la madre de su hijo no fue su primera polola y a pesar que alcanzaron a durar un tiempo considerable, "hubo un descuido, nos faltó más responsabilidad, porque no sabíamos a qué íbamos. No es fome ni estoy arrepentido de haber sido papá, pero es una gran responsabilidad".
Este adolescente aún mantiene sus sueños, está convencido que entrará a la educación superior, y logrará sus proyectos, porque "ya no es sólo para mí, sino para mi hijo, para quien quiero un buen futuro".
Apoyo
En Calama, el municipio se adjudicó desde 2013 la aplicación del Programa de Apoyo a la Retención Escolar (Pare) que pertenece a la Junaeb. Gracias a esto, 120 jóvenes, de cinco establecimientos educacionales, que ya son padres o están en vías de serlo son intervenidos para permitir que puedan terminar la enseñanza media.
Son cuatro profesionales los que están a cargo del proceso de apoyo, uno de ellos es el psicólogo Luis Romero, quien comentó que de acuerdo al diagnóstico entregan la ayuda necesaria, "porque algunos necesitan un trabajo pedagógico, otros ayuda en temáticas de beneficios sociales y la mayoría en empoderamiento, contención afectiva, mejora de conducta, prevención de consumo de drogas y todo lo contempla la parte psicológica".
En cuanto a la situación loína, dijo que el trabajo en Pare les ha permitido conocer las realidades de estos jóvenes, principalmente de las mujeres, las que tienen como común denominador la falta de apoyo por parte de sus familias, "a la mayoría les dijeron 'esta es tu vida, ve cómo te las arreglas', siendo que el problema es bastante grande, porque las niñas tienen que estudiar y los padres no tienen el interés o la disposición para ver a ese bebé".
Precisó que, considerando las estadísticas, es necesaria una sala cuna que beneficie a estas jóvenes, pero lamentablemente este tema se ve como un fomento al embarazo. En este sentido, el profesional criticó la forma cómo se ha abordado y analizado este tema, argumentando que este tipo de ayuda no incentiva tener relaciones sexuales, sino que la precaria educación sexual que existe.
"La mayoría de las intervenciones que se realizan se limitan a información general y no a educación sexual, porque la mayoría trabaja en la prevención de las enfermedades de transmisión sexual y control de embarazo, siendo que si uno quiere que una persona tenga precaución de su vida tienes que empezar desde antes, desde los valores familiares y personales, que conozcan, valoren y respeten su sexualidad y no solamente enseñarles a poner un condón como diciendo 'hicimos la pega'", agregó.
El psicólogo precisó que es necesario comenzar a trabajar la sexualidad desde la época del párvulo y ojalá con los padres, porque las tasas de iniciación en Chile son en edades bastante bajas, a los 12 años en los hombres y 14 las mujeres, "entonces cuando se quiere intervenir en la enseñanza media estamos muy atrasados, porque los niños de quinto y sexto básico ya están iniciando su vida sexual".
En cuanto a las consecuencias del embarazo adolescente, el profesional comentó que al acortar las etapas se obliga a madurar, lo que provoca frustración, en algunos casos hay más probabilidades que a futuro se presente la llamada crisis de los 40 en los hombres y mujeres, porque hay temas pendientes. A esto se suman los problemas de vínculos personales y familiares, porque lo más probable es que no mantengan la relación con la pareja que tuvieron el hijo. Si bien no hay estudios en este tema, la realidad dice que de 120 jóvenes intervenidos, 20 son hombres, de las cien mujeres, 80 ya son madres solteras.
"Cuando se quiere intervenir en la enseñanza media estamos muy atrasados, porque los niños de quinto y sexto básico ya están iniciando su vida sexual".
Luis Romero
Psicólogo de la Comdes y
profesional del programa Pare