Escuelas de Invierno: aprendizaje y sociabilización en vacaciones
programa. Estas se han consolidado como un espacio de educación y reforzamiento de valores que incluyen dinámicas y talleres en un contexto de entretenimiento, solidaridad y trabajo en equipo que estimula a las nuevas generaciones de loínos en un contexto de buen uso del tiempo libre.
E n el año 2010 en la escuela Pedro Vergara Keller comenzó lo que hoy se ha transformado en una tradición para la Oficina de la Juventud del municipio y que son las llamadas escuelas de Invierno o Verano. Instancias que han consolidado una alternativa de sana entretención y de trabajo comunitario con los más pequeños de Calama cuando están fuera del calendario escolar.
Destinadas a ser una posibilidad de sociabilización y buen uso del tiempo libre para aquellos niños y niñas que no contaban con los medios para salir de vacaciones y que sin panoramas de diversión en la ciudad "estas nacieron con el claro objetivo de ser una alternativa para ello, pero no cualquiera, porque se pensó en cómo apoyar una labor que trascendiera al hogar y también el período de escolaridad conjugando entretención acompañada de educación", explica el coordinador de la escuelas de invierno, Alejandro Quezada quien es además el jefe de la Oficina de la Juventud.
Pasar de los sesenta niños a un promedio de 180 "nos ha enseñado que de a poco hemos consolidado un puente para facilitar y mejorar muchos aspectos dentro de las vacaciones de los niños y su forma de entretención y que va más allá de viajar o salir de la ciudad, porque se les entrega atención, actividades recreativas y mucha participación", agrega Quezada.
En cinco años de funcionamiento estacionario (verano e invierno), estas escuelas han atendido y entretenido a más mil 200 niños "lo que reafirma que son un espacio de mucho interés para los beneficiados y por supuesto para los padres de éstos y que no contando con los medios para hacerlos viajar, acceden a esta posibilidad que no sólo entretiene, porque también educa", enfatiza Alejandro Quezada sobre este programa que también cuenta con el importante patrocinio de la Junta Nacional Escolar y Becas (Junaeb).
CONSOLIDACIÓN
El éxito y sobre todo la respuesta de niños y padres en acceder a estas escuelas radica en "que no se trata de una guardería donde se deja a los niños a cargo de un profesional. Esto es algo más ambicioso porque en las escuelas se entregan dinámicas de trabajo, de aprendizaje, valores y con un sentido lúdico de educación. Es decir, de formar desde una actividad simple y hasta en una actividad de baile. Acá los medios son importantes para desarrollar habilidades, aptitudes y forjar a niños alegres", explica Sandra Escobar, psicopedagoga que desde hace tres años colabora y participa en estas escuelas.
Para esta profesional las escuelas están dentro de un marco formativo alternativo que compensa la entretención con dinámicas "que entregan un refuerzo complementario a la formación tradicional, pero bajo dinámicas y propuestas que fortalecen una educación que es vista por los niños como una entretención constante y que los estimula", agrega la profesional.
Otro aspecto advertido por los organizadores y profesionales a cargo de estas actividades guarda relación "en que no se trata de actividades y una posibilidad sólo para niños en condición vulnerable. Esta es una actividad que incluyen a todos sin segregación y mucho menos sin impedimentos para que los que presentan una capacidad diferenciada accedan, compartan y disfruten de toda la programación. Están todos invitados", aclara Alejandro Quezada sobre este argumento que explica la gran participación que han logrado cautivar.
En su duodécima versión este espacio ha forjado una importante alianza con Junaeb, y que ha permitido que en Calama los niños tengan, como parte de cada jornada, desayunos, almuerzos y colaciones y otros implementos y accesorios necesarios "que sin el apoyo no podrían perpetuar esta iniciativa, y gracias a Junaeb y su patrocinio logramos encontrar un aliado estratégico para desarrollar estas escuelas", comenta Quezada sobre el apoyo recibido.
VOLUNTARIADO
En estas vacaciones de invierno se han sumado 50 voluntarios, que se reparten entre Calama -en la escuela República de Chile- y en la Escuela de Chiu Chiu donde paralelamente las escuelas de invierno se desarrollan, extendiendo su cobertura y trabajo con los menores del Alto Loa y donde participan niños de Lasana y Ayquina.
Gabriela Rivera Rojas es una de las voluntarias. Es alumna del liceo Luis Cruz Martínez y esta es su tercera participación en estas escuelas "que son un proceso de aprendizaje y de mucho interés para mí, porque me he dado cuenta que tengo un amor especial por los niños y desde que mi hermana mayor me instó a participar ha sido una experiencia muy gratificante porque uno comprende que tienen mucho que entregar y compartir", explica esta joven estudiante de 16 años.
"Reconozco que soy muy tecnológica y que puedo pasar horas frente a mi computador o utilizando mi celular, pero estar acá no sólo me aleja de ello, sino que además me da muchas sensaciones hermosas, porque acá se trabaja en equipo, se fortalecen lazos, se crean amigos y lo mejor de todo es que uno se siente satisfecho y muy contento de generar algún cambio positivo dentro de esta generación de niños", agrega sobre la experiencia de sumarse a estas escuelas.
Por su parte Rafael Cortés es otro de los voluntarios que se han sumado a la programación y articulación de actividades de las escuelas de invierno. "Siento que esto es un aliciente importante para mí el compartir y conocer a niños con otras realidades que esperan encontrar una entretención y un lugar donde exista atención y calor humano. Es una posibilidad única de transmitir también cariño e interés por ellos, los niños", expresa.
Dentro de los alicientes que tienen estas escuelas es que en esta versión se ha propiciado la integración de voluntarios con capacidades diferenciadas. Dos de estos ejemplos son Cristóbal Olmos y Axel Roco. Ambos son sordos, y esa condición no les ha impedido que se integren a la labor de cuidado y coordinación de talleres y mucho menos que participen de estos sin problemas de comunicación, y que al contrario los tiene como protagonistas de estas jornadas del buen uso del tiempo libre entre escolares loínos.
Todos los voluntarios debieron sortear una selección hecha por una profesional de la Oficina de la Juventud del municipio, y que se basó en apoyarse en jóvenes que cumplieran con perfiles y también actitudes que garanticen la integridad y el cuidado integral de los menores que a diario -y por diez días- participan de las escuelas de invierno en su versión 2015.
"Entendemos que esta es una oportunidad muy importante para los niños de entretenerse de la mejor forma en vacaciones de invierno, pero a la vez sentimos que debemos entregar seguridad a los padres y apoderados que acceden y facilitan que sus hijos vengan y disfruten de nuestras actividades. Por tal motivo realizamos esta evaluación y con ello adaptar a cada voluntario a los grupos donde se desempeñará y compartirá con los niños. Esto nos garantiza también que el proceso educativo sea completo", añade Alejandro Quezada sobre este conducto que debieron sortear los voluntarios para ser monitores y coordinadores de sus alianzas y grupos.
Fortalecer nuevas vías de aprendizaje "y una relación con un entorno que puede ser muy provechosa, con dinámicas, con la utilización de aulas pero en un contexto diferente más un apoyo profesional hacen de estas escuelas una oportunidad de crecer y formar ciudadanos que sean también una generación de personas más íntegras y que fortalezcan valores como la solidaridad y a sus semejantes sin condiciones", reflexiona Sandra Escobar.
En palabras de Rafael Cortés "el futuro de los niños es hoy porque mañana puede ser tarde, y eso es una forma de dejar y hacer algo positivo por Calama y por quienes son el futuro de la sociedad. Es el de dejarles algo en cosas simples y que no siempre están en período de educación formal. Porque estas escuelas son muy importantes para combinar ambas y sumarse a entregar cariño, tiempo y dedicación a los más pequeños, y con eso me siento muy satisfecho y con la posibilidad que me brinda el ser voluntario de las escuelas que son muy valiosas y también muy significativas para quienes estamos acá aprendiendo nuevas cosas".
"Esto es algo más ambicioso porque en las escuelas se entregan dinámicas de trabajo, de aprendizaje, valores y con un sentido lúdico de educación".
Psicopedagoga