El alto costo de la vanidad
La cada vez más creciente obsesión por la imagen, en un mundo sumamente competitivo, ha llevado a que muchas personas se muestran dispuestas a realizarse más de un "arreglito" para mejorar su apariencia.
Esto, sumado a la epidemia de selfies que han desatado las redes sociales, ha generado una verdadera obsesión por la imagen, llevando a que muchos quieran someterse a tratamientos o intervenciones quirúrgicas para corregir ciertos detalles que revelan las cámaras, principalmente en rostro y cuello, lo que ha hecho aumentar considerablemente las consultas por este tipo de procedimientos.
En la actualidad, estamos rodeados de cánones de belleza que nos entregan las revistas internacionales y las modelos de alta costura, quienes en su mayoría lucen rostros "perfectos" en portadas de revistas, Facebook, e instagram, generando que muchos quieran seguir sus pasos sin imaginar que, generalmente, hay de por medio maquillaje o herramientas digitales que ayudan a lucir esa mal llamada perfección.
Junto con esto, es necesario recalcar que las fotografías que se suben a las redes sociales en ocasiones muestran una imagen distinta de lo que autopercibe la persona, ya que son como una lupa para las imperfecciones, distorsionando así la imagen real, lo que no sólo ocurre en los jóvenes, ya que es algo transversal en todas las edades.
La necesidad de mantenerse vigentes en el ambiente laboral, familiar o social, ha desatado esta real locura por la imagen, ya sea a través de intervenciones quirúrgicas o procedimientos de corto plazo, lo que muchas veces puede salirse de control si no son bien asesorados.
Roberto Prado, Cirujano Plástico
Douglas Tompkins
Con el cuento de la Ecología Profunda (Deep Ecology), donde el ser humano es dañino al medio ambiente, Douglas Tompkins extorsionó a colonos de la Decimoprimera Región para apropiarse de más de 300 mil hectáreas de cordillera a mar, frente a la isla de Chiloé.
Su viuda tiene otro tanto por el lado argentino y la hacienda Chacabuco de 70 mil hectáreas.
Los chilenos apenas tenemos conectividad con el sur austral. Después de grandes alegatos a nivel político y que transcurridos los últimos años, se ha manejado con bajo perfil noticioso. Como amigo de los ex Presidentes Lagos y Piñera, ha logrado su polémico proyecto "Parque Pumalín", en cuya época el exministro Francisco Huenchumilla estampó la rúbrica definitiva en apoyo al plan ecológico.
La pregunta es: ¿En manos de quién quedarán estas hermosas y únicas tierras de la Finis Terrae?
¿Nos veremos expuestos, como chilenos, a la dialéctica de especialistas en filantropía y Fundaciones para resolver a nuestras espaldas?
Juan Carlos Muñoz U.
Delincuentes o hinchas
La sensación ciudadana en nuestro país es que la Justicia no funciona. Los jueces, a través de sentencias que solo ellos y algunos pocos entienden y justifican, dejan en libertad a quienes destrozan, atacan, pudiendo herir o matar. Los delincuentes disfrazados de "hinchas" saben que no tendrán castigo efectivo; que en Chile se confunden los derechos humanos con la impunidad del delincuente y se dejan de respetar los derechos de la ciudadanía.
¿Están amenazados los jueces y todo nuestro "sistema judicial" por bandas organizadas de mafias de todo tipo y tienen temor de ejercer castigos? ¿Son nuestras leyes y reglamentos anacrónicos y no permiten castigar al delincuente? Sería buena alguna investigación al respecto.
Se sabe que mientras los carabineros y guardias de seguridad no estén armados y tengan la facultad de disparar en contra de estos desalmados sin temer que finalmente ellos serán los castigados en lugar de los delincuentes, todo seguirá igual. Se sabe que mientras no exista una legislación y reglamentación adecuada como se hizo en Europa y en Inglaterra nada cambiará sustancialmente y seguiremos en manos de lo que los delincuentes deseen imponer.
Pareciera que lo de "estadio seguro" solo se concretará cuando los partidos se hagan sin público y se perderá la esencia misma del fútbol: el poder disfrutar en el estadio junto a la familia el alentar sanamente al equipo de nuestros amores…
Nathan Novik
Solo copien
Cuando entre las ideas que se plantean, está el jugar los partidos de fútbol sin público para evitar los desmanes, es como el chiste de Don Otto cuando vende el sillón, la medida solo sacaría del estadio los desordenes, mientras se desarrollan los mentados partidos, la persistencia de ellos en el tiempo solo demuestran la ineficacia más absoluta de las medidas tomadas para enfrentarlos, en vez de tratar de "reinventar la pelota", debieran copiar las exitosas experiencias en el extranjero, la inglesa por ejemplo. "La pelota" sigue en el lado de las autoridades de gobierno…
Luis Soler Milla