Saludo de fin de año
En todo el mundo las fiestas de fin de año tienen un mágico encanto de poner una luz de esperanza.
Llega fin de año, olvidemos los rencores y dejemos atrás los resentimientos- Disimulemos los defectos destacando las virtudes de nuestros semejantes. Tratemos de limar asperezas, secando las fuentes del egoísmo, del odio y de la envidia. Tratemos todos unidos de construir el gran templo del entendimiento y de la comprensión, fortaleciendo los principios básicos de la paz. Tratemos, que no es difícil, ser todos hermanos y en un fraternal abrazo construir ese mundo mejor que merecen nuestros hijos. Perdonar agravios, sensibilizar las relaciones, desplazar la arrogancia, reemplazar el lenguaje agresivo por ese otro más hermoso que propicia la comunicación, que hace factible el diálogo, que acerca y ennoblece el espíritu, es algo que aflora en estos días y que debiera existir en forma permanente entre nosotros. Y cuando estamos a un paso de iniciar un nuevo año en que nos invade con su luminoso esplendor, pensemos en los que nada tienen y démosle algo que les lleve también gozo; ese consuelo será hermoso para los hombres de bien que así lo hicieren.
En todo el mundo las fiestas de fin de año, tienen un mágico encanto de poner una luz de esperanza en todas las pupilas y de iluminar con una sonrisa todos los rostros. Debemos aspirar a que en todos los días de nuestra vida el corazón de los hombres palpite con la misma ternura que esa noche de mística evocación, para poder extender sobre la tierra el mensaje de paz, de amor y prosperidad, que nos anuncian con vibraciones las campanas de la llegada de un nuevo año.
Así como en cada primavera reverdecen los campos, cada fin de año retoñan las esperanzas para hacer propicia la felicidad y para ahuyentar las adversidades. Pero, pensemos por un momento, que en gran parte de la ventura y del maleficio que parecieran signar el destino de los hombres, es nada más que el resultado de sus propias obras.
Entonces, en esta propicia ocasión de nuestro propio esfuerzo y en nuestro júbilo, debemos renovar nuestra fe en propia iniciativa, en la seguridad de que la cosecha ha de ser óptima en la medida del acierto de nuestra siembra.
Llegue hasta ustedes, estimados lectores, el más ferviente deseo de que éxito corone sus actividades y de que la dicha presida en sus hogares. Hasta ustedes llegue, en estas fiestas de fin de año, el mensaje de la más profunda solidaridad humana.
Arturo Mardones Segura,
Rotary Club Chuquicamata