Una de las grandes interrogantes de hoy es cómo ser persona en plenitud, cómo formar a las generaciones futuras para que sean hombres y mujeres en el más hermoso sentido de la palabra. La tarea no es simple. Son muchos elementos de formación o de deformación que diariamente recibe un niño o un adolescente al margen de su escuela o de su familia. Especialmente la televisión se ha convertido en la gran difusora de "valores" o disvalores éticos o de normas morales. Por eso las dificultades de hoy para educar son innumerables. Sin embargo, hay un modelo que tiene ya muy largos años y que adquiere aún más actualidad hoy.
Se es persona cuando se tiene la capacidad de dar, aunque muchos hoy día busquen sólo acaparar y recibir. Se es persona cuando se es auténtico, y no se vive de ficciones o apariencia. Se es persona cuando se posee valentía y coraje para proclamar la verdad, sin callar por temor o hablar sólo por vanidad. Se es persona cuando se tiene el don de amar a otros con la disposición de entregar la vida si fuere necesario. Se es persona de un modo especial cuando se sabe asumir la hora del sacrificio y del dolor.
Exactamente eso: cuando se tiene el valor de tomar la cruz sobre los hombros, tal vez con miedo y con angustia, pero no por eso huyendo del sufrimiento en evasiones sin medida.
En una palabra, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que hay un camino para ser persona que nos vino a señalar Jesús, al recorrer él personalmente el camino del dolor y la pasión. No conviene olvidarlo nunca.
La vida, la pasión y la muerte de Jesús son la clave para que nosotros seamos capaces de vivir, de padecer y de morir. El nos ha dado ejemplo para que nosotros sigamos sus pasos.
Vivir, crecer, ser persona, tener familia y estar inserto en esta sociedad es posible y es desafiante cuando asumimos los criterios y los estilos de Jesús ante los desafíos de cada hora. Jesús nos viene a enseñar cómo vivir con nosotros mismo, cómo relacionarnos con los demás, cómo reaccionar ante el hermano adolorido, cómo enfrenar la adversidad, la traición y el desencanto. Jesús vive, sufre, muere y resucita para que nosotros sepamos vivir, sufrir, morir y resucitar.
Arturo Mardones Segura,
Rotary Club Chuquicamata