Recientemente celebramos el día de la cocina chilena, donde niños, jóvenes y adultos preparaban y saboreaban platos que cocinaron nuestras madres y abuelas. Con pena vemos que actualmente la familia no se reúne para almorzar; los horarios colegiales y las distancias no permiten a escolares, padres y madres que trabajan juntarse.
Nadie tiene tiempo para preparar platos contundentes que acostumbramos comer antes, preferidos hoy por faeneros mineros, camioneros en los mercados.
La generación joven no conoce la comida típica chilena, nunca la probó y los mayores estamos olvidando los sabores tradicionales: pocos preparan cazuela, carbonadas, guisos, charquicán, menos legumbres como porotos, garbanzos y lentejas, ensaladas a la chilena de tomates y cebolla. Ya no se recuerdan cocinar las menudencias que vendía el chino por las corridas de casas como: huesos para hacer caldo de cabeza, tortillas de sesos, guatitas, riñones, lengua, corazón, hígado, chunchules.
La modernidad ofrece comidas preparadas en conservas, sopas, porotos, tallarines listos para calentarlos y servirlas en casa o en los trabajos, reemplazando la microonda por el cooking que conocí calentando las viandas de los mineros en Chuquicamata. Los grandes desayunos que se servían los mineros: bistec, cebolla, huevo frito desaparecieron. Las onces comidas se acoplaron y se reemplazaron con sándwiches, jamón, queso y una taza de té. Raramente vemos menús con entrada de verduras, sopas, plato fuerte, postre, café o agüita perra. Nos conformamos con un plato de fondo seco.
En el comercio vemos que los juguetes de los niños del ayer como: las cocinitas de aluminio, tacitas y platos de baquelita, se han reemplazados por los kit para los Máster Junior, con todos los utensilios que se usan en la cocina. Siguiendo recetarios y su delantal puesto, imitan a sus madres, abuelas. logrando preparar platos típicos en concursos televisivos, locales y municipales. El Ministerio de Cultura está promocionando rescatar nuestra cocina. Recordamos, a Pablo Neruda en el Día del Libro preparando en las ollas chilenas a fuego lento, el suculento "Caldillo de Congrio" con ajo, cebolla, tomate para nuestro apetito.
Nancy Monterrey Caro,
Escritora chuquicamatina