En los últimos días nos hemos enterado de nuevos casos de violencia intrafamiliar, particularmente en contra de mujeres en nuestro país, y en nuestra región, lo que trae una vez más a colación la discusión sobre la materia que no deja indiferente a nadie. Si bien es cierto que los índices de violencia y femicidios ocurridos en nuestro país, han disminuido respecto de años anteriores, también es cierto que la violencia se mantiene porque no hemos sido capaces de erradicar esta problemática de raíz. Casos como los de Nabila en Coyhaique no pueden seguir ocurriendo en nuestro país, ni en nuestra cultura.
El femicidio es la forma más extrema de la violencia contra las mujeres. Se debe a que en muchas sociedades, incluida la chilena, todavía se cree que los hombres tienen derecho a controlar la libertad y la vida de las mujeres que están ligadas a ellos a través de una relación amorosa u otra, por el sólo hecho de ser mujeres, por creerse superiores, por mantener muchas veces el control económico, porque así debe ser de acuerdo a una errónea conciencia social.
Y es por ello que a propósito de este tema, en el mes de diciembre del año pasado presenté un proyecto de ley que modifica la ley sobre Violencia Intrafamiliar, incluyendo la terapia psicológica de los agresores, entre las medidas obligatorias que deben dictar los Tribunales de Familia, dentro de un proceso de violencia intrafamiliar, a fin de atacar el problema desde su génesis, educando y tratando también a quienes ejercen violencia, intentando al menos crear conciencia entre quienes son agresores, cambiando el switch sobre lo que en algún momento vivieron en sus propias familias, sobre lo que les enseñaron, sobre lo que creen correcto.
Hablamos de una materia no zanjada la que debemos abordar, dando la pelea hasta el final, por ello es fundamental que estos temas nunca salgan de la agenda país, a fin de combatir entre todos, la violencia de género y sus terribles consecuencias.
Debemos crear conciencia y por sobre todo denunciar cuando seamos testigos de este tipo de agresión, aún cuando sea solo verbal, aún cuando no represente peligro para nadie, aún cuando al parecer no nos afecte, por que si nos afecta, no afecta como sociedad y como país, mostrando lo peor del hombre como ser pensante y traduciéndose en una enfermedad de la que nadie puede sentirse orgulloso.
Marcos Espinosa Monardes,
Diputado