75 atenciones lleva el programa de resocialización de hombres violentos
RESULTADOS. 96% de los usuarios intervenidos por el programa durante el año pasado, no ha reincidido en el ejercicio de la violencia física contra su pareja o de género.
Con el objetivo de velar por la protección de mujeres víctimas de violencia de género y la detención, disminución y eliminación de esta agresión, así como las posibilidades de reincidencia, es que se desarrolla desde el 2008 por el municipio, un programa dedicado a la resocialización de hombres violentos, a través de la intervención psicosocioeducativa. Asimismo, el programa está enfocado en que los hombres asuman su responsabilidad, y comiencen un proceso de cambio de roles y actitudes en la vida íntima y familiar.
Durante el año pasado, esta intervención registró un total de 79 usuarios, de un total de 2.688 atenciones, todos ellos mayores de edad, específicamente de la población adulta joven, es decir, aquellos sujetos cuya edad oscila entre los 18 a los 39 años.
En efecto, un 63% de usuarios 2015, responde al rango de población adulta joven.
Sin embargo, lo que va del 2016, ya se han contabilizados 75 usuarios, este aumento de los casos Arturo Bruna, jefe de Seguridad Pública y organizaciones comunitarias municipalidad de Calama, lo explica como, "este auge se ha generado básicamente en cambios que se introdujeron en la modalidad de atención, lo que nos ha permitido aumentar significativamente la capacidad de atención del programa".
Contexto del programa
Esta intervención, entiende que el ejercicio de la violencia es una conducta aprendida, existiendo dos formas básicas de adquirirlo, la primera tiene relación con la observación y la segunda por imitación, así lo explica Bruna.
Agregó que, "un gran porcentaje de hombres han sido testigos de violencia contra la pareja en sus infancias, como también muchos de ellos han sido maltratados físicamente, psicológicamente, sexualmente o bien han sido abandonados, es decir, el despliegue de conductas violentas en las relaciones está totalmente naturalizado o normalizado en la gran mayoría de los hombres".
De igual forma, explica que la conducta violenta es reforzada por la sociedad, que sostiene un cúmulo de creencias respecto del hombre y de la mujer, "al hombre se le permite expresar violentamente y hasta podríamos decir, que se sostiene que aquel hombre que no lo hiciera, no es suficientemente hombre".
Es así, que se entiende la violencia como una conducta aprendida, por lo tanto se puede reaprender formas de relaciones basadas en el respeto a la pareja, llamado como proceso de resocialización, a lo cual va enfocado la intervención.
El programa atiende derivaciones de tribunales, principalmente de Garantía y Familia, así como también, quienes sean derivados de otras instituciones como Carabineros, o por demanda espontánea.
El proceso de intervención contempla cuatro etapas, en donde se evalúa la situación de violencia, la dinámica familiar, psicológica y los riesgos del caso particular, desarrolladas en un periodo de seis meses a un año.
Campaña
A la fecha el programa se encuentra desarrollando una campaña que busca sensibilizar a la población respecto de la necesidad de que la intervención para los hombres que ejercen violencia sea obligatoria, ya que hoy, queda a criterio del juez y por ende, no todos los que son denunciados se les exige asistir.
"Esta obligatoriedad la proponemos principalmente en función de que según datos del propio Sernam, al menos el 65% de las mujeres que pasan por el centro de la mujer, continúan viviendo con sus parejas, por lo cual, si ese hombre no es intervenido es poco probable que la dinámica de violencia desaparezca", explicó Bruna.
Por otra parte, agregó que, " o ese hombre volverá a armar otra relación en la que es probable nuevamente ejercerá dichas agresiones".
Cifras
63 por ciento de usuarios corresponden al rango de población adulta joven, en el año 2015.
79 usuarios se registraron el año pasado en el programa, de un total de 2.688 atenciones.
65 por ciento de mujeres violentadas por su pareja, siguen viviendo con el agresor, según Sernam.