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Carlos Martín Guzmán Gamonal, tiene 37 años, es casado y tiene un hijo. Se declaró fanático de los vehículos, al grado que desde pequeño soñaba con conducir uno, pero recuerda que a los 10 años sus padres le dijeron que no podría hacerlo. Esto porque tiene acondroplasia, un trastorno del crecimiento de los huesos que ocasiona el tipo más común de enanismo. "Imagínate que pasa en un niño cuando le dicen, hijo usted no va a poder manejar nunca", explicó el conductor.
Ahí comienza su historia y sus ganas de revertir las respuestas negativas de su vida. "Cuesta seguir, sobre todo cuando se cierran las puertas del trabajo. Yo no me he sentido discriminado, pero si me han discriminado", indica Carlos mientras toma un pasajero en el paradero.
Pero la insistencia, perseverancia y sacrificio, siempre dan beneficios. Así lo hizo Carlos y ante sus ganas de conducir un vehículo, su padre se las ingenió y le creó una extensión de pedales. A los 14 años ya manejaba para todos lados con este mecanismo que mantiene hasta estos días. "Yo hice el curso para sacar mi licencia de conductor profesional para trasladar pasajeros y los pedales fueron aprobados por los médicos y el director del tránsito. Ya voy a cumplir diez años manejando y hasta hoy no les he fallado", explicó Guzmán.
Discriminación
Carlos viene de una familia que le enseñaron a no decaer, pero con la acondroplasia que tiene, siempre las cosas le han costado el doble. "Para nadie es imposible, querer es poder y siempre dije que iba a ser igual que todos. Es mentira que el chileno mira a todos iguales, te miran distinto", agregó el conductor, que lleva trabajando durante tres semanas en la locomoción colectiva Calama.
Locomoción
Carlos o "Martín" como lo llaman sus colegas, es muy positivo. Le gusta trabajar con gente y ya suma anécdotas. Cuenta que los usuarios se suben, la gran mayoría solo lo observa, no le dicen nada, pero existen otros que lo felicitan e incluso le preguntan por la adaptación de sus pedales. "Yo siempre me tengo que esforzar el doble del resto, estás en la mira siempre, yo nunca estoy tranquilo, porque si me llego a equivocar, las críticas también serán el doble. Por ejemplo, cualquiera puede adelantar de forma irresponsable, pero lo hago yo y todos dirán que cómo estoy manejando, que se me va el auto, etc. Todos los días son una prueba más", señaló Carlos Guzmán.
Un conductor que ya está llamando la atención de los calameños, que le venció al destino y puede disfrutar de los vehículos. Un ejemplo de superación y de sacrificio, que se ve reflejado cada vez que se sube a su colectivo.
"Yo le agradezco al dueño del auto, a la línea, a la directiva, porque confían en mí, me dieron el espacio de desarrollarme. Yo he hecho cosas que muchos no han logrado, porque mi padre me enseñó que todo es posible", finalizó.