Uno de los libros más íntimos de jara tiene que ver con su padre: "geología de un planeta desierto", como salió a librerías, primero se llamó "Geólogo" y luego "Novela de papá".
Es 1988 y el escritor Patricio Jara tiene una banda. Se llaman Asphixiated y tocan thrash metal. Sus integrantes no tienen más de 14 años: el bajista Patricio Alfaro, los guitarristas Franzel Araya y Julio Espinoza, y Jara, que oficia de vocalista. En un poco más de un año de actividad, alcanzaron a sacar un demo de tres canciones llamado Wasted technology. También, hicieron los dos primeros conciertos underground en Antofagasta: uno en el patio de la casa de un amigo, al que llegaron 70 personas; y otro, en el gimnasio 21 de mayo al que asistieron casi 100. El máximo logro de la banda es más bien inesperado: los tocaron en un programa radial alternativo en Checoslovaquia, cuando existía Checoslovaquia.
-No estamos en YouTube, por suerte. Sí en la enciclopedia Metallum: The Metal Archives. Esa es la prueba de que existimos. Grabamos un demo de tres canciones y se vendieron diez copias. Todo un éxito -recuerda Jara con ironía.
Efectivamente Asphixiated está en Metallum: The Metal Archives. En la biografía de la banda dice: "Hoy en día, Patricio Jara (voz) es un escritor muy conocido en Chile". También, la enciclopedia afirma que las letras de la banda giraban en torno a la ciencia y la tecnología.
Al pasar las páginas de Antipop (Alfaguara), la última novela del escritor y periodista Patricio Jara (Antofagasta, 1974), lo primero que llama la atención es esa mezcla entre coraje y dignidad con la que su protagonista afronta su independencia artística y su vida.
Seguimos en la ficción a Claudio Eicke, el protagonista, un productor musical dueño de un estudio de grabación lleno de consolas de audio, micrófonos y grabadores análogos. Máquinas antiguas que estaban en Abbey Road en tiempos de The Beatles, con las que Pink Floyd grabó The Dark Side of the Moon (1973). Años después de instalarse, y luego de épocas bastante precarias, una estrella pop mundial graba un par de temas en el estudio durante su paso por Santiago y lo hace famoso. Los medios hablan de "el secreto mejor guardado del rock nacional independiente", otros de un estudio boutique.
Esa publicidad provoca que llegue al estudio El Vecino de Arriba, un cantante del Nuevo Pop Chileno que pasó de un debut simple, con guitarra de palo, a un disco pop que describió como "un motivo para bailar". Sólo por el dinero, Eicke acepta trabajar con un artista que detesta y con el que choca en todas sus creencias. De esta manera se estrella el rock contra el pop. La pureza del rock y la superioridad moral del género contra el pop. Lo análogo contra lo digital.
Antes de dar el paso a la ficción con Antipop, Patricio Jara ya había hablado de la escena y la cultura del metal en Chile con Pájaros Negros 1 (2012) y 2 (2014), con la biografía de la banda Pentagram (2013) y como periodista y crítico en distintos medios. Bastante de eso se filtra en su última novela.
-Sobre todo en las partes en que se cuenta la forma de trabajar de ciertos músicos y de algunos ingenieros en sonido fundamentales en la escena durante las últimas décadas.
-Anton Reisenegger, el vocalista de Pentagram, aparece en los agradecimientos de Antipop. ¿cuál es tu relación con ellos?
-Somos amigos más allá de los tarros. Ellos me dejaron entrar al estudio cuando terminaban de grabar el disco The Malefice (2013) y resultó muy importante para resolver algunas dudas. Al final de ese largo día salí "viendo" la novela.
-¿Por qué no habías llevado esta experiencia antes a la ficción?
-Cada libro tiene sus propios tiempos y momentos. Los temas rondan mucho antes de comenzar siquiera a tomar las notas iniciales. La idea la venía masticando desde 2012 y la escribí por bloques. Nunca parto por el comienzo ni termino con el final.
Antipop cierra con la siguiente información: Santa Fe, Nuevo México, 2012 - Santiago, 2015. El dato no es presuntuoso, menos insensato. Si pensamos en el camino que ha trazado el Nuevo Pop Chileno, se puede leer como un dato clave. Si bien las más de doscientas páginas de la novela de Patricio Jara describen el rock y la cultura metal con cariño y cercanía, también perfilan con severidad a la generación de Gepe, Javiera Mena, Alex Anwandter, Dënver o Astro. Eso que, en una noticia citada hasta el tedio, el diario El País llamó "Chile, nuevo paraíso del pop".
En esa dirección, podemos reconocer en El Vecino de Arriba detalles de la discografía de Gepe, Manuel García y de cualquier otro músico de esa generación. Eicke, un fundamentalista del rock, de su pureza, ética y supuesta autenticidad en comparación al pop, declama contra una generación de músicos que considera malos artistas pero que logran vivir de la música con canciones populares, pensadas para gustar a las masas, para crecer en lo colectivo. "Ese artista, como otros de su generación, tenía ambiciones mucho más grandes que su talento, y también muchas más oportunidades de las tolerables", anota Eicke.
Aunque Jara reconoce en Eicke un personaje lleno de prejuicios con el Nuevo Pop Chileno, no parece pensar muy distinto.
-Hablemos en diez años y veamos qué queda. El reggaetón pasó la prueba. El sound, lamentablemente, no.
Antipop es también un libro para leer con destacador en mano. Una novela que el cronista musical William Miller de la película Casi famosos (2000) llenaría de notas adhesivas, apuntes y comentarios. En especial, frases como:
"Por principio no grabo a ninguna banda que en su logo use la K de modo intencional o voltee la letra N. Si en un grupo todos, salvo uno, tienen el pelo largo, yo converso con el de pelo corto: generalmente es quien tiene la película más clara de lo que quieren hacer".
"Estoy con los que después de una tarde de ensayo o dos horas de concierto han quedado secos, botados, muertos, y lo único que quieren es que apaguen la luz. Fíjense bien: los más talentosos son los que en algún momento de sus carreras lidiarán con el pánico escénico, con la incapacidad de encajar en la normalidad".
"Una cosa es que no tengas idea de teoría musical y otra que no tengas buen gusto o sentido común. Muchas veces te las puedes arreglar sin saber tanto de notas, escalas y estructuras, siempre y cuando hayas escuchado la suficiente cantidad de discos para tener dónde afirmarte".
-Es el magma donde se han cocinado las tendencias y estéticas más relevantes de las últimas décadas, no sólo en música, sino que en el arte en general.
-La novela se ve marcada por una ética cruzada por lo precario. ¿Es posible sobrevivir haciendo lo que se puede y no esperando nada de nadie?
-Muchos lo hacen. Hay que salir a ver cómo trabajan cientos de bandas que nunca tocarán en las radios ni aparecerán en los diarios. Ni tampoco ellos lo esperan.
-¿Ceder con quién? Hoy casi todas las bandas son autogestionadas y no hay muchos cabrones diciendo qué sí y qué no. No sé cuántos sellos pagan el estudio a las bandas para exigirles algo puntual. La mayoría de los tratos es licenciando discos ya terminados.
-Voy a responder desde lo más simple: no grabes en un disco lo que no serás capaz de replicar en vivo.
-No sirve de mucho discutir sobre música. Es lo mismo que hacerlo sobre fútbol: todos tenemos la razón. Hay personas que consideran a Corazones el mejor disco de Los Prisioneros, cuando obviamente es La cultura de la basura (1987), pero qué saco con decírselos.
-¿Qué es lo que más te interesa de La cultura de la basura?
La última novela de Patricio Jara también tiene una lectura literaria ineludible. Bajo las capas de lo musical, subyace la biografía del autor de El exceso (2006): Jara editó algunos libros para Alfaguara hace muchos años y también para Ediciones B, donde ejerció de manera más formal. Ahí hace una suerte de espejo de la labor editorial.
-Son dos oficios que tienen mucho en común. La producción musical involucra mucho del trabajo de un editor: acompañar procesos, sugerir, encauzar talentos o hacerlos aparecer. Así como el ingeniero hace un trabajo parecido al corrector de estilo. Y la masterización es el diseño y la diagramación.
-Al final de Antipop, Eicke aprende una especie de lección. ¿Te pasó algo así?
-Por suerte, no. Aunque suene curioso, en el mundo de la música hay más salidas y posibilidades que en el mundo editorial.
-En el epígrafe de Antipop se lee que el underground no significa donde estás, sino donde quieres estar. ¿Qué es para ti el underground?
-¿Hasta qué punto es posible ceder para mantener la libertad artística? ¿Existe ese margen?
-¿Qué es la honestidad para ti en el plano musical?
-Oscar Contardo escribió en Paniko.cl que el mote "rock" había actuado como un grillete sobre Los Prisioneros.
-Mezcla lo mejor de los dos primeros álbumes. Tiene menos teclados que el segundo y mejoraron el sonido en relación al primero. Tocan mejor y hay mejores letras, también.
"La idea la venía masticando desde 2012 y la escribí por bloques. Nunca parto por el comienzo ni termino con
el final".
lorena.palavecino
"No sirve de mucho discutir sobre
música. Es lo mismo que hacerlo sobre
fútbol:
todos
tenemos la razón".