Peso y edulcorantes
Con respecto al estudio que fue publicado por la Universidad de Sydney sobre cómo el consumo de edulcorantes artificiales podría aumentar el apetito, me gustaría hacer algunas precisiones. La investigación fue realizada en moscas de la fruta y en ratones, por lo que los resultados no pueden extrapolarse fácilmente. El mecanismo de control del apetito en los seres humanos es muchísimo más complicado que el de los animales. Las dietas consumidas por moscas o roedores son muy simples en contraste a lo variada que es nuestra dieta.
La idea que los alimentos y bebidas que contienen edulcorantes pueden aumentar el apetito y ganancia de peso no es apoyada por la gran mayoría de estudios realizados en humanos, especialmente en los controlados y aleatorios. En la dieta humana la dulzura no predice la fiabilidad de la energía contenida en los alimentos o bebidas. Somos más propensos a utilizar una combinación de sabor, color, olor y textura en la elección o consumo de los alimentos que solo el sabor dulce.
Los edulcorantes son compuestos claves que ayudan a sustituir sabores dulces sin el aporte calórico ni el efecto fisiológico de los azúcares. Al sustituir el azúcar pueden ser parte de una dieta para controlar el peso y se ha comprobado que son útiles para el manejo de ciertas enfermedades metabólicas como la diabetes en la que se necesita vigilar el consumo de azúcares y mantener una dieta equilibrada.
Estos estudios no están basados en los protocolos aceptados a nivel internacional o usan dosis que poco tienen que ver con la realidad del consumo humano, por lo tanto, la relevancia en seres humanos es cuestionable. Se requiere mucho análisis para sacar nuevas conclusiones con respecto a los efectos fisiológicos que pueden generar estos aditivos, que por lo demás han pasado por decenas y en algunos casos hasta cientos de estudios toxicológicos.
Samuel Durán, presidente Colegio de Nutricionistas de Chile
EducaciónLa Premio Nobel de la Paz, Malala Yousafzai, afirmó que con armas se puede matar terroristas, pero que con Educación se puede matar al terrorismo. Olvida esta joven que el crimen organizado se basa en liderazgos intelectuales y que, por ejemplo, los dos líderes que ha tenido Al Qaeda, Osama bin Laden y Aymán al-Zawahirí, son el primero ingeniero y el segundo médico.
Y es que aquí se hace notar uno de los más grandes mitos de la Ilustración, cual es la Omnipotencia de la Educación. Ciertamente, esta tiene indudablemente efectos positivos, pero una exageración en el alcance de sus facultades complica en modo considerable una mirada certera de los asuntos sociales. Así pues, se deposita mucha esperanza en la educación cívica para "corregir" a los consumidores y transformarlos en buenos ciudadanos. Pero la educación cívica no evitó en Chile el quiebre institucional de los años 1970-1973, y por sabido queda que una educación cívica tendenciosa, como la que se pretendía entonces, incluso acelera los procesos de crisis.
Y por sobre todo pesa en Chile la idea de que la Educación elevará la calidad espiritual y material de nuestra sociedad, y que por ello es labor del Estado entregarla. Lo espiritual es inconstatable y a lo material pregunto ¿de qué serviría una Educación de Estado si él mismo destruye la capitalización privada que crea más y mejores trabajos? La Educación no lo puede todo.
Joaquín Rodríguez Droguett, analista del Círculo Acton
Imprudencia
La ley debería de penalizar a los copilotos y ocupantes de vehículos, cuyo conductor viola las leyes de tránsito, manejar a velocidades imprudentes con o sin haber consumido alcohol, poniendo en riesgo su propia vida y la de los demás. Copilotos y ocupantes son cómplices, de estos delitos graves, al permitir que su chofer, maneje en esas condiciones de velocidad e intemperancia.
Basta de tanta impunidad. Más y mejores leyes ahora, por favor. Pero no pasará nada, ya que lamentablemente todo depende de la voluntad de nuestros políticos politiqueros.
Juan José Aguirre
Procesos
No tengo idea a quién recurrir. Por eso espero que ustedes me ayuden para ver a nuestro país de una manera diferente. Creo que como sociedad nos estamos autodestruyendo, las ambiciones de distinto ámbito han sido superiores y lo único que nos importa es la satisfacción personal.
Vamos derecho al abismo y no faltó algún agente externo para que fuéramos derrotados. Fuimos nosotros mismos. Ahora será aún más difícil levantarse.
Camilo Sobarzo