Espacios que no hay que desaprovechar
Las instancias de participación otorgadas en el proceso constituyente han atraído a una comunidad que está ávida por ser considerada. Una sociedad bien constituida sabe que no puede restarse de procesos tan importantes y también sabe que no todo lo que espera se cumplirá.
Hoy en 56 puntos del país se realizarán los denominados cabildos provinciales en los que se analizarán las propuestas generadas en los encuentros autoconvocados, dentro del proceso constituyente. La finalidad es consensuar ideas y priorizar las propuestas de los loínos respecto al cambio que requiere nuestra carta fundamental.
El proceso que se realizó con bastante éxito en la provincia, no ha estado exento de polémica, principalmente de quienes aseguran que este tipo de iniciativas no tiene mayor importancia porque al final del día la opinión de la gente no será considerada.
La veracidad de estas últimas palabras sólo el tiempo las dilucidará, pero es de vital importancia que la gente, la comunidad utilice las instancias de participación que entregan las autoridades. Y lo hagan bien, como ha sido en la zona en la que se tiene más o menos una claridad de los cambios e incorporaciones que debe tener el nuevo texto de la Constitución.
No son pocas las ocasiones en que representantes comunitarios reclaman y reniegan contra la nula participación ciudadana en proyectos país. Pero cuando se generan esas instancias, son prácticamente los mismos quienes plantean que no vale la pena participar porque no serán considerados.
Es ese doble discurso y el mirar todo con recelo el que ha repercutido en los ciudadanos, quienes se sienten cada vez más ajenos de las decisiones importantes. Incluso ya ni siquiera les interesa ir a sufragar.
Tal vez ha existido marginación y poca consideración de nuestras autoridades, pero no por ello debemos descartarnos. Todo lo contrario tenemos que exigir más espacios de participación a todo nivel para que sintamos que también estamos haciendo país.
Visiones negativistas sólo sirven para seguir en una posición del "niño rebelde", que encuentra todo malo y que rechaza todo. Esa no es la posición que necesita el país para mejorar sus problemas.
Una sociedad bien constituida sabe que no puede restarse de procesos tan importantes como los de una nueva constitución y también sabe que no todo lo que espera se cumplirá, pero seguirá vigente y potente por su espíritu democrático.