Cuando estamos lejos de la patria, nos sentimos más patriotas, recordamos: canciones, comidas, amigos y familias que dejamos.
En Canadá los chilenos preparan las empanadas en agosto, las congelan para el 18 de Septiembre. En Londres realizan grandes fiestas; con cueca, cazuelas, asados, ensaladas a la chilena; y cada día son menos los que no han retornado. Recuerdan con lágrimas que "No hay mejor lugar que nuestro hogar" donde nacimos, hablamos nuestro idioma, entendemos los dichos, gustamos nuestras comidas, caminamos sin temor pisando nuestra tierra, sin parecer diferente o sospechosos.
Hoy vemos que muchos extranjeros están celebrando sus aniversarios, añorando sus países. A pesar que es económico mantenerse comunicado por teléfono, celular, computador, conversar chateando, escribiendo un mensaje que contestan inmediatamente. Con videos on line podemos vernos cara a cara, pero no es lo mismo que estar de cuerpo presente para sentirnos feliz.
En Calama las migraciones empezaron, el siglo pasado con la llegada de muchos enganchados del sur y de varios comerciantes, griegos, yugoslavos. Recuerdo a los americanos que vivían en Chuquicamata, celebraban su Independencia el 4 de Julio, generalmente hacía mucho frío, y caía nieve. En la escuela cantábamos su himno que decía "Oh, beautiful…".
El 20 de Julio celebraron con alegría su día los colombianos, que han llegado a trabajar en construcciones, restaurantes, mostrando sus comidas, bailes y coloridos trajes. Siguieron el 28 los amigos peruanos. Algunos con restaurantes alegrándonos con su música: "Puente a la Alameda" gastronomía que ya conocíamos, papas a la huancaína, ají de gallina y su pisco.
No olvidemos la colonia boliviana, la más numerosa en Calama. Crecí en Chuquicamata viéndolos, subir desde los Hundidos, al Centro Boliviano cada 6 de Agosto; bailaban taquiraris acompañados de músicos. Todos el mineral vibrábamos al son y los niños seguíamos el pasacalle
Cuando los migrantes celebran sus aniversarios; nos sensibilizamos a otras culturas a sus rasgos amables que nos regalan, enriqueciéndonos culturalmente.
Nancy Monterrey Caro,
escritora chuquicamatina