Ricardo Pinto Neira
Tenía muchos motivos para salir contento del estadio municipal tras el partido ante Iberia. José Pablo Monreal había sido el jugador vital que le entregó un punto a un equipo que parecía perder en casa ante Iberia. Y además de sus dos goles, su familia estaba en el estadio por primera vez, viendo el gran desempeño del ex delantero de la UC.
Pero "Jotapé", como ya lo apodan en el camarín naranja no estaba conforme. "Hice dos pero me perdí el más fácil sólo frente al arco. Y uno se va siempre con esa sensación de que pudo hacer más", dice recordando una jugada que levantó de sorpresa e impotencia a todo el estadio, cuando se perdía por dos a uno y el joven atacante no pudo concretar una oportunidad clarísima. Aunque tuvo su revancha en los descuentos, cuando sacó una jugada personal brillante para poner la igualdad.
"Tenemos la obligación de ganar en casa, es lo que quiere este grupo y por eso nos vamos amargados pese a no perder", dice el ariete de mucho despliegue en la cancha y pocas palabras fuera de ella.
Sin embargo, sabe que de a poco comienza a ganarse un lugar dentro del equipo e incluso, más rápido de lo que se pensaba porque llegó como una alternativa y hoy es número puesto en la escuadra de Carlos Rojas.
"Me estoy sintiendo cada vez mejor en la cancha pero no creo que haya mostrado lo mejor de mi juego. Aún me queda mucho por demostrar en Cobreloa", dice el centrodelantero que tras cinco años en las inferiores de Universidad Católica, donde fue goleador y proyectaba ser una figura exportable, no fue considerado por el técnico Mario Salas y con seis meses de contrato pendiente en San Carlos de Apoquindo decidió partir al norte.
Con visitas
Juan Carlos Monreal, padre del jugador llegó junto a otro de sus hijos hasta el norte para ver el desempeño de "Picotón", como bautizaron a su hijo mayor en las inferiores cruzadas. "José Pablo es muy regalón de la familia y sus hermanos, su mamá y yo lo echamos mucho de menos. Pero nunca dudamos que su opción de venir a Cobreloa que es un club grande del país era la decisión correcta. Lo bueno es que yo lo veo feliz, motivado, con muchas ganas y convencido de que esta es la oportunidad que necesitaba para comenzar a mostrarse".
Juan Carlos, que además tiene a otros dos hijos jugando en las series inferiores de Audax Italiano vive fútbol y por eso acompaña a su hijo en sus primeros pasos como profesional. "Lo ha hecho bien, entendió que esto es de mucho sacrificio y por eso se vino solo a vivir a un hotel y poco a poco comienza a ganarse a la gente. Hoy -ayer- salimos a dar una vuelta por la ciudad y veo que ya se adaptó, que está trabajando duro. Ojalá que pueda seguir jugando, haciendo goles y haciéndose un nombre. Con humildad y trabajo puede ayudar para que Cobreloa consiga el ascenso", dice.
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