Definitivamente el Servicio Electoral deberá seguir poniendo atención en lo que está pasando en las pequeñas comunas donde unos pocos votos pueden elegir a un alcalde o concejal.
Ya ocurrió con Sierra Gorda, donde se rechazaron varias inscripciones de electores "fantasmas" que claramente tienen un interés político, tal como se ha venido denunciando hace años en esa comuna.
Ahora la mirada está puesta en Ollagüe, donde el padrón electoral se duplicó en comparación a los datos del 2013. Allí habrá que evaluar si corresponde un crecimiento tan grande de votantes.
En las comunas de Calama y San Pedro de Atacama, la situación no reviste mayores dificultades.
Es necesario analizar entonces con mayor fuerza estos "acarreos" que ocurren en las elecciones municipales, y que precisamente en estas comunas pequeñas, con unos pocos votos pueden cambiar los resultados y el destino de algunos candidatos.
Cuando una comuna pequeña tiene más votantes que habitantes, debiera llevarnos a investigar qué está ocurriendo, e incluso más al fondo, para determinar presuntas irregularidades.
Hay que recordar que el año 2012 debieron repetirse los comicios en Ollagüe, tras detectarse que hubo "acarreo" de votantes.
Es importante poder transparentar este lado de las elecciones, al igual como se está haciendo con otros aspectos, como el financiamiento, requisitos, número de firmas, entre otros.
No sólo se busca que las elecciones sean legítimas, sino que el proceso sea transparente, no existan trampas de por medio y que la comunidad pueda sufragar sin presiones, incentivos u otras regalías que se puedan ofrecer por optar por un determinado candidato.
En los últimos años se han hecho varios esfuerzos por hacer cada día más transparentes las elecciones y a la vez que todos los candidatos tengan las mismas posibilidades en los comicios.
La situación de Ollagüe no fue auditada en esta oportunidad, pero igual debiera ser analizada por el explosivo aumento de votantes.