El déficit habitacional en Calama es un problema grave y que se está viviendo con mayor fuerza en la última década, lapso en que las autoridades del rubro y el letargo del municipio, no han estado a la altura para resolver el problema. Por ello, hoy se calcula en 5 mil y más las familias que están a la espera de una vivienda, muchas de ellas constituidas en comités y con todos los requisitos exigidos para cumplir con su anhelo.
Para muchos es sólo un número, pero quienes han trabajado con estos grupos familiares saben que son al menos 25 mil personas que viven en condiciones poco dignas. Muchas de ellas allegadas, otras hacinadas y no pocas en campamentos que no cuentan con los servicios básicos.
Lamentablemente el paso al que avanza el Serviu y el Ministerio de Vivienda, lejos de disminuir los índices los mantiene e incluso aumenta. Lo que hace urgente que se tomen medidas rápidas para que esa gigantesca lista de espera vaya disminuyendo y se entreguen verdaderas soluciones habitacionales.
No hay que olvidar que el problema en la región y en Calama en particular es encontrar terrenos disponibles para esos fines. Pero esto no debiera convertirse en un obstáculo insalvable. Se deben generar soluciones como las planteadas por los mismos vecinos en el sentido de traspasar paños públicos al Serviu para construir viviendas.
Pero en este tema todo parece avanzar muy lento y las soluciones son urgentes. Hay familias que llevan 10 y hasta más años sin respuestas positivas y hoy atraviesan por una desesperación que incluso ha motivado tomas y el aumento de campamentos.
También la realización de marchas y protestas como la convocada para el próximo 13 de septiembre. Todo ello con el objetivo de evidenciar aún más lo que el resto de la comunidad conoce.
Hoy es tiempo de que organismos estatales empiecen a trabajar con la celeridad que los pobladores piden. Actuar con creatividad, porque el tema lo exige y esto no sólo le compete al Serviu y al Minvu, el municipio tiene que ser más activo.