Nos jactamos del gran auge turístico que tiene nuestra región, aunque en verdad está solo concentrado en la comuna de San Pedro de Atacama. Del resto de la región casi no se conocen sus atributos y pese a los esfuerzos las otras comunas están lejos de alcanzar este sitial.
Cuando se acaba de celebrar el Día Mundial del Turismo en la provincia se realizaron diversas muestras para exhibir las bondades de San Pedro y del Alto El Loa, con el esfuerzo de muchas pequeñas comunidades que intentan resaltar sus atractivos y bondades. Pero ha sido suficiente.
Gran parte del flujo aéreo que llega a la región tiene como destino San Pedro de Atacama, pero qué pasa con Calama, Chiu Chiu, Lasana, Cifuncho, los geoglifos de Chug Chug, las salitreras, Chuquicamata, el río Loa, entre otros.
Estos sitios, siguen siendo casi unos desconocidos para el resto del mundo, donde las inversiones son nulas, donde los esfuerzos por levantar el Alto el Loa con su decena de poblados milenarios, no ha logrado el despegue que se esperaba.
Se requiere también descentralizar el turismo que hoy está concentrado en San Pedro de Atacama, y no conformarnos que la región de Antofagasta es solo minera.
En la provincia de El Loa, tenemos parajes envidiables pero no explotados, como termas, comunidades originarias con sus raíces intactas y poco visitadas, con reservas y parques nacionales poco frecuentados como el Llullaillaco, con huellas arqueológicas casi mágicas como la descubiertas en el sector de Lasana y Chug Chug, la pesca de trucha en el río Loa y tantos otros atractivos que con suerte son conocidos por los habitantes de Calama y Antofagasta.
Se debe invertir más en el turismo regional, con un clima privilegiado y paisajes únicos como el salar de Tara con sus monjes de la pacana y catedrales de roca.
Esta es una fuente que debiera generar muchos recursos para la región, pero no existe una política seria para su desarrollo. Allí hay un nicho que aprovechar y las autoridades tienen la responsabilidad en sus manos.