La repercusión de la campaña #NiUnaMenos ha sido impresionante desde la perspectiva de su impacto, casi equivalente a la vergüenza e indignación que experimentamos frente a los últimos episodios de violencia contra mujeres conocidos a través de la prensa y las redes sociales.

Sin embargo, la iniciativa ha tenido detractores, y gran parte de ellos con curiosos argumentos: "¡La sociedad completa está sumida en la violencia!", "¡La cantidad de hombres muertos, desempleados, víctimas de lesiones es mayor que en el caso de las mujeres!", "¿Con qué justificación se marcha solo en favor de las mujeres ya nacidas y no para defender también a los embriones de sexo femenino?", han vociferado algunos.

La demanda por una urgente protección de los derechos de las mujeres no es incompatible ni antagónica con el resguardo de los derechos de todas las víctimas de violencia. Esto vale tanto para los que reclaman el amparo de todos contra la violencia y quienes emplean irreflexivamente argumentos cuantitativos para denunciar una supuesta situación de desventaja para el género masculino.

Por otra parte, opiniones como "sólo se preocupan de las mujeres ya nacidas y nada les importa las que están por nacer", no pasan de constituir discursos grandilocuentes que confunden tramposamente otros dilemas. Y es que en la demanda de #NiUnaMenos, nadie niega la condición de persona de las mujeres, pero en el debate en torno al aborto, por ejemplo, la condición de persona del embrión es precisamente el objeto de disputa.

Con todo, creo que lo más importante dentro de este problema social está vinculado con una defensa en serio de la dignidad humana. Quienes creen en la dignidad de todas las personas, coincidirán en que nadie puede ser instrumentalizado como medio para alcanzar un fin. Mucho menos, si la utilización de la persona como medio implica, además, prácticas innegablemente vejatorias de sus derechos fundamentales con el fin de conservar una estructura de dominación.

En el cuantitativamente superior número de delitos que se cometen en contra de hombres, se desconocen sus derechos - sin duda - pero ellos no se sacrifican para ejercer o reafirmar prácticas esclavizantes.

José Ignacio Núñez,

Académico Facultad de Derecho, U. Finis Terrae

No deja de ser preocupante que Carabineros sume la no despreciable cifra de 9.201 infracciones de tránsito en Calama en los primeros diez meses del año.

Claramente hay un problema en numerosos conductores, que hasta la fecha no han tomado con seriedad y responsabilidad el acto de conducir, creyendo que este es un oficio simple y que no requiere de muchas capacidades.

De otro modo, no se entiende tan alto número de infracciones por faltar a las leyes del tránsito e intentar burlar el reglamento del tránsito, y sin considerar que estas cifras son solo de aquellos que han sido sorprendidos flagrante; porque hay muchos que infringen pero tienen la fortuna de no ser sorprendidos.

Los conductores que sí respetan las leyes del tránsito, se ven enfrentados a diario con numerosos conductores que no señalizan para virar, que se estacionan en doble fila, que se suben a las veredas, que toman pasajeros en cualquier lugar, que abusan del uso de las bocinas, entre tantas otras malas costumbres.

Muchos conductores no han tomado en serio el conducir, ya sea en ciudad o en carretera, y no dimensionan de los riesgos de un accidente de tránsito.

Podemos dar muchos argumentos para justificar nuestras infracciones, pero nada las justifica, porque están prohibidas por la ley de tránsito.

Aunque parezca increíble, muchas personas conducen sin siquiera tener una licencia de conducir. Y al respecto, las exigencias debieran ir en aumento y también considerar un examen sicológico.

El conducir está ligado al respeto, tanto a las leyes como a los otros conductores que comparten una calle, y de hacerlo podríamos evitar numerosos accidentes que ocurren a diario en nuestra ciudad.

Mientras sigamos teniendo leyes permisivas, seguiremos sumando accidentes, muertes en calles y carreteras, personas gravemente lesionadas, y familias lamentando la pérdida de seres queridos, por el solo hecho de haberse topado con un imprudente en la conducción, que no midió su imprudencia y las consecuencias.

41 años | 18 de noviembre de 1975

86 niños estudian en la Escuela Nº11 de Socaire

Una población estudiantil de 86 alumnos tiene la Escuela Básica Nº11 El Loa de Socaire, que se encuentra a 191 kilómetros de Calama, en la precordillera. Ellos reciben instrucción a cargo de los profesores Felisa Cardemil López, Enrique Rivera Araya y su Director Luis Pinto Molina, en esfuerzos muy significativos debido a la ruralidad.

33 años | 18 de noviembre de 1983

Supervisores presionan por beneficios a Codelco

Una serie de inquietudes fueron planteadas por los dirigentes de la Asociación Nacional de Supervisores del Cobre Regional Antofagasta, al presidente ejecutivo de CODELCO Chile, Mayor General Patricio Torres Rojas, en la que se contempla la petición de una jornada de lunes a viernes y ampliación del plazo para el goce de vacaciones.

16 años | 18 de noviembre de 2000

Habilitan nuevo relleno para depositar la basura

El edil calameño, Edwin Rowe Molina, visitó las obras de habilitación del nuevo relleno sanitario, ubicado a 16 kilómetros del radio urbano, en el sector determinado Cerro Colorado y se compone de 28 hectáreas de terreno. La principal cualidad de este nuevo recinto es que se controlará a diario y se tapará para no provocar polución.