Un puñado de hinchas y fanáticos la noche del viernes se apostaron frente a la sede de Cobreloa y con globos, música y baile esperaron la llegada del día 7 para celebrar el aniversario de la institución minera. Eran poco más de un centenar, pero hicieron notar su presencia en una fecha importante para los amantes del club.
Cobreloa cumplió 40 años de vida. La edad de la madurez, pero que lamentablemente no lo encuentra en su mejor momento ni en lo deportivo ni en lo institucional.
Seguramente muchos creyeron que este aniversario sería distinto. Sería una celebración a lo grande donde se revivirían aquellos lindos pasajes donde el cuadro naranja llegó a las finales de la Copa América o cuando ganó sus ocho títulos.
Recordar, pero desde una mejor posición. Con un club sano en lo económico y con serias aspiraciones futbolísticas para volver a lo más alto del fútbol profesional chileno e internacional.
Pero la realidad es otra. Los naranjas atraviesan por el peor momento de su historia, no sólo por vivir en el descenso también por las deudas y la falta de apoyo de Codelco para seguir operando con la tranquilidad que se necesita.
Las razones de la debacle aún son discutidas pero todas tienen el factor común que es la mala administración dirigencial. Y, precisamente, es lo que se requiere ahora para salir del mal momento.
Es verdad que no todo está perdido y que si bien estos 40 años de logros y hazañas lo encuentra en un mal pie, debiera ser el aliciente para ponerse creativos, trabajar en alianzas y sacar del hoyo a esta institución señera como lo es Cobreloa.
La tarea está en las manos de los dirigentes y socios, quienes tienen que estar a la altura de las circunstancias y trabajar con el claro objetivo de que Cobreloa recupere el sitial del que nunca debió salir y de este modo volver a entregar las alegrías que espera la afición loína.
Es un trabajo arduo y duro, pero que se debe hacer ahora y asegurar que cuando se celebre los 50 años de Cobreloa la situación será más favorable.