El déficit de viviendas sociales es un problema que afecta gravemente en la ciudad y que aún falta ponerle más énfasis para que los resultados sean positivos. Nadie niega los esfuerzos pero cuando hubo un letargo, un adormecimiento, en el desarrollo de soluciones sociales, el problema escaló a niveles que tardará años en nivelarse.
Eso es lo que esperan llegue pronto, las decenas de comités de viviendas y de allegados que están sembrados por l ciudad. Algunos con familias inscritas hace más de una década y que aún no saben si en algún momento contarán con la casa propia. Mantienen una tenue luz de esperanza.
En el ministerio y el Servicio de Vivienda y Urbanización están optimistas, porque creen han tomado un ritmo de trabajo que puede poner atajo a la creciente demanda de casas.
El problema no ha sido fácil de resolver, debido a que hubo mucho tiempo sin entregar las suficientes soluciones y durante el gobierno de Sebastián Piñera (4 años) definitivamente no se construyeron. Es más, las autoridades de Bienes Nacionales de aquel entonces fueron verdaderos obstáculos para allanar salidas.
Luego cambió la visión pero había mucho por hacer y se hizo salvando esas dificultades que otros exacerbaron, como la compra de terrenos que debía hacer el Minvu al Fisco. Situación legal pero inentendible y que finalmente se zanjó con un poco de sentido común.
Se accedieron a terrenos, se buscó financiamiento y se pusieron en marcha proyectos. En dos años se han levantado más de 1300 casas y se tiene calculada una cifra similar para este año y el que viene.
El déficit llegó a las 5 mil, entonces resta por hacer y por ayudar a familias que con la larga espera están al borde del colapso.
El municipio comprometió su ayuda pero deberá retomarse debido al cambio de administración y a las reducciones de personal en algunos programas.
Es de esperar que el de viviendas no haya sido tocado y se perjudique su funcionamiento y la esperanza de cientos de familias que quieren vivir con dignidad.