En este verano muchas familias están pensando qué hacer, buscan panoramas atractivos, cansados con robos y delincuencia de la tele o los discursos de reformas laborales, gratitud educacional de nuevos candidatos presidenciales.
Aparentemente veranear aquí que no tiene ningún atractivo. Recientemente el diario New York Time nos dice que nuestro desierto de Atacama es el 2° de los destinos más atractivos del mundo entre 52 parques nacionales, sitios históricos, valle sagrado de Perú, Jamaica, Ecuador etc. Pero nosotros no lo dimensionamos así "es solo la pausa del dulce camino, con su espada de agua breve que sube la arena calcinada al ajuar de alfalfa, y corazón de los mineros abriendo sus pechos activos al viento".
Recuerdo años atrás, visitar Calama era grandioso: tomábamos micros, comprábamos en tiendas, no pulperías, caminábamos por calles pavimentadas, sin corridas de casas. Los domingos íbamos toda la familia al río Loa, Cascada u Ojo de Opache recorríamos el borde del río a caballo impregnándonos del olor a chirca, alfalfa comíamos choclos calameños, cazábamos matapiojos, renacuajos.
En verano viajábamos en camión a San Pedro de Atacama, y Toconao. Quizás las agencias turísticas vieron lo que nos maravillaba a los niños de entonces , la cadena de volcanes , la inmensa vastedad del desierto, divisando a lo lejos una mancha verde del oasis con fragantes huertillos, peritas, brevas y membrillos, yerbas medicinales. La convivencia con civilizaciones antiguas, casas de piedras, iglesia histórica atacameñas. El silencio rodea las bandadas de flamencos, tropas de llamas. Las noches son impresionantes, al mirar las estrellas se ven tan cerca, que uno quisiera apagarlas con un soplido. Las heladas madrugadas despiertan las fumarolas de los géiseres, pero al mediodía el sol abraza obligando a bañarse en lagunas y saborear diferentes comidas, quinoa, picantes de cordero, conejos, papa chuño, chichas, vinos y pan amasados al horno de piedra.
Recodemos que desde Calama se puede visitar la mina de cobre de tajo abierto más grande del mundo, observar el trabajo diario y el sacrificio que hicieron miles de personas para que esta fuera por más de 100 años la industria más pujante de Chile.
Nancy Monterrey Caro,
Escritora chuquicamatina