Ricardo Pinto Neira
Hoy es un calameño más que trabaja formando niños en la escuela de fútbol municipal. Y como en esos años de gloria en que después de cada partido, los cracks del Cobreloa histórico de los '80 compartían con los hinchas, Hugo Tabilo sigue dedicándole tiempo a los fanáticos de siempre. Esos que no olvidan a quienes le dieron gloria e inmortalidad a un club nuevo en el fútbol chileno.
"Yo siempre fui tranquilo, de pueblo chico -Socos- y por eso me sentí cómodo en esta ciudad. Es que en esos años a nosotros nos enseñaban a nunca perder la humildad. Por eso la gente nos recuerda, porque nosotros éramos sus vecinos aparte de sus jugadores. Acá éramos todos uno. El que venía a Calama a jugar se sentía doblemente visitante", afirma el "Toti", ese lateral derecho venido desde Ovalle que se inscribió en el inigualable Cobreloa de Vicente Cantatore que jugó dos finales de Copa Libertadores.
Precisamente, dice que ese entrenador es el que más lo marcó. "Uno recuerda con más cariño ese título del '80, el primero. Porque a Don Vicente -Cantatore- la gente de Calama no lo quería, lo resistía porque estaba acostumbrada a que el entrenador fuera Don Andrés Prieto. Pero él se ganó el respeto con lo que hizo, con cómo se ganó a los jugadores, con la manera de mantenernos motivados. Cuando nos tocaba salir uno lo hacía siempre pensando en el equipo, casi feliz. Ahora los futbolistas están preocupados de ellos, no de los grupos", dice.
La selección
Tabilo también fue seleccionado chileno pero no le tocó ser parte de esa camada naranja que llegó al mundial de España '82, donde estaban Mario Soto, Enzo Escobar, Óscar Wirth y Juan Carlos Letelier.
"La selección nunca fue una frustración porque yo hice todo para estar en ella y no dependía de mí si los técnicos no me nominaron más. Incluso, siento que la selección para el mundial del '82 debió ser Cobreloa y unos cuatro o cinco jugadores más de otros clubes. En esos años, nosotros éramos un equipo que jugaba de memoria y estaba al más alto nivel. A Chile le habría ido mejor de cómo le fue".
El "Toti" tiene claro que su peor derrota en el fútbol fue "la final del '82 con Peñarol porque ese partido lo teníamos que ganar sí o sí". Y cuando se le pregunta qué le regalaría al club en sus 40 años especifica que "un par de dirigentes buenos, como los que había en nuestra época. Pasa que uno espera que los directivos dejen que los técnicos dirijan, que decidan y ellos, como era en los '80, están para traer los jugadores que pide el entrenador, no se meten en contrataciones. Eso es muy importante. Y por eso pasa que ahora, cualquier jugador viene al club. Antes, eso no pasaba".
Y sobre la actualidad, expresó que "le tengo mucha fe a don José Sulantay, fui su ayudante en el '93 y sé que se hace respetar mucho".