Cristián Venegas M.
Chuquicamata subterránea "se viene sí o sí", advirtió recientemente el director corporativo de Innovación y de Codelco Tecnologías (CodelcoTec), Sebastián Carmona, refiriéndose a la insoslayable transición que tendrán que realizar las empresas contratistas, que hoy se especializan en prestar servicios a la minería a rajo abierto, si desean tener participación en el proyecto Mina Chuquicamata Subterránea.
Advertencia que Carmona realizó en asamblea con las empresas socias de la Asociación de Industriales de Antofagasta (AIA), en la que cifró la transformación que deben realizar los proveedores como uno de los ejes claves que deberá afrontar la industria local durante los próximos años.
Contrarreloj
Para el presidente de la Asociación Gremial de Empresas para la Minería y Rubros Asociados (Agema), Cristián Vizcaya, gremio que aglutina a los proveedores que trabajan con las divisiones de Codelco, la ecuación es muy sencilla: "si las empresas no se preparan para estar a la altura de las circunstancias, lo más probable es que pierdan participación de mercado y serán las empresas del sur las que llegarán a buscar esas oportunidades".
Esto, explicó el ejecutivo, básicamente porque los proveedores de la zona centro y sur conocen en profundidad la minería subterránea gracias a la presencia de las divisiones Teniente y Andina. En este contexto "las empresas que están prestando servicios en la minería a rajo abierto en el distrito, están absolutamente contrarreloj y tienen que empezar ya a prepararse", recalcó.
Una oportunidad
Pero no todo es malo para los proveedores, agrega Vizcaya, pues si bien el proyecto Chuquicamata Subterránea que debería terminar su construcción en 2019, constituye un enorme desafío para las empresas prestadoras de servicios, "es a la vez una tremenda oportunidad y las empresas, en general, tienen las capacidades para poder hacerlo".
"Aunque quienes conocemos la minería subterránea sabemos de los múltiples desafíos que esta conlleva, porque son bastante diferentes las capacidades y competencias que deben tener las empresas para poder aportar a esa cadena de valor", agregó a su análisis.
En este sentido, los aspectos de seguridad, por ejemplo, son muy distintos, porque hay riesgos asociados que deben controlarse y que son diferentes a la minería de rajo abierto y "las empresas deben ir trabajando en detectar cuáles son las necesidades y determinar cuánto tienen que invertir en su capital humano para estar a la altura de los desafíos que se van a presentar".
"Los técnicos, profesionales y los prevencionistas que tendrán que participar en Chuquicamata Subterráneo, tendrá que ser gente nueva, pero que esté ambientada y sea capaz de desenvolverse bien en una minera subterránea", añadió Vizcaya, quien apuesta porque los muchos profesionales que trabajan hoy en minería subterránea sean capaces de traspasar competencias.
Futuro subterráneo
Para el jefe del Centro de Desarrollo Empresarial AIA, Ricardo Muñoz, el primer llamado a las empresas locales que desean prestar servicios en la minería subterránea "es internalizar el tema, ya que el cambio será gradual. La tendencia, a largo plazo, es decir, 20 a 30 años, es que el mayor porcentaje de explotación minera en Chile será bajo tierra, principalmente porque hay rajos muy profundos que además hoy en día demandan importantes costos de producción".
El segundo llamado que hace el ejecutivo de la asociación es tener una mixtura, "las empresas deben aprender, ya que la minería subterránea es distinta, usa otras tecnologías, tiene que ver mucho con la teleoperación". Se estima que en el largo plazo, es decir, 20 o 30 años más, en Chile, el 60% aproximadamente de la minería sea subterránea, detalló.
En esta línea, informó, que el Centro de Extensionismo Tecnológico de la AIA, cuyos propósitos son realizar diagnósticos de brechas tecnológico-productivas y de innovación; mejoramiento de procesos productivos y logísticos mediante la aplicación de innovación y tecnología; patentamiento industrial; gestión de pruebas industriales en faenas mineras y asesoría en formulación de proyectos de innovación para apalancar recursos públicos y/o privados; puede apoyar en ese tránsito.
Inversiones
Muñoz, sobre el nivel de inversión que requerirá la transición, dijo que serán mayores, "porque tiene que ver con aplicación de mayor tecnología, y requiere inversión en formación de capital humano. En ese sentido, la oferta académica, entre ellas, la del Colegio Técnico Industrial Don Bosco Calama, deberá adaptar sus planes y mallas curriculares a estos nuevos desafíos, aunque sin dejar de lado lo que actualmente se hace en minería".
"Pienso que las empresas aún no debieran iniciar un proceso de reconversión, aunque es un complemento en su giro de negocios futuro, la explotación a rajo abierto es la operación principal y lo seguirá siendo de aquí a 15 o 20 años más", agregó el ejecutivo.
"Sin perjuicio de lo anterior, opinó, las empresas que hoy inviertan primero en conocimiento y tecnología, en saber bien qué es minería subterránea, claramente, tendrán una ventaja comparativa de otras empresas y pueden tomar nichos de mercado bastante interesantes (…) En el corto plazo no habrían riesgos, pero sí en el largo, 20 años o más, donde si no tomas ese nicho lo más probable es que esas empresas queden limitadas en la prestación de sus servicios".
Podrán adecuarse
Sobre este punto de inflexión que vive la industria de los servicios, el ministro (s) de Minería, Erich Schnake opinó que los proveedores siempre van a tener un ámbito específico de expertise y en ese sentido, dijo, "no necesariamente un proveedor que presta servicios para la minería de rajo abierto va a tener un espacio para seguir prestando servicios en la minería subterránea".
"Aunque hay proveedores, continuó, que se pueden adecuar, que pueden adaptarse y estoy seguro que con el conocimiento que han ido desarrollando en el último tiempo podrán hacerlo y prestar servicios a esta nueva realidad que es el caso de Chuquicamata en particular".
Consultado sobre el apoyo que otorga el estado a las empresas, la autoridad, que habitualmente ocupa el cargo de subsecretario, detalló que en Chile existe, hace ya un tiempo, una política de Desarrollo de Proveedores. Programa, explicó, en el que se busca que quienes prestan servicios muy básicos se vayan perfeccionando y realizando un trabajo cada vez más específico, de mayor tecnología y con mayores grados de innovación y, por lo tanto, vayan siendo más eficientes también en las labores que ya cumplen.
"Esperamos que los proveedores en Chile que son, en algunos casos, de clase mundial, empiecen a exportar sus servicios a otros países de la región y eventualmente a otros países mineros que desarrollan la gran minería", sostuvo.
2019 debería terminar la construcción del proyecto Mina Chuquicamata Subterránea (PMCHS). Iniciativa que le dará continuidad al actual rajo abierto de la operación de Codelco.
19000 empresas contratistas brindan servicios a las distintas divisiones de Codelco, la gran mayoría aglutinada en la Asociación Gremial de Empresas ara la Minería y Rubros Asociados (Agema).
1700 millones de toneladas en reservas de mineral de cobre (ley 0,7%) y molibdeno (502 ppm) se han cuantificado bajo el rajo, que representan más de 60% de lo explotado en los últimos 90 años.