El explosivo crecimiento que ha tenido Calama durante los últimos años, hace necesario que tenga una infraestructura nueva, moderna, que sea capaz de optimizar y conectar el traslado de vehículos y de peatones que a diario transitan por la ciudad, con espacios públicos que logren satisfacer necesidades colectivas de la vida urbana.
Si bien la ciudad ha manifestado un cambio y un progreso, eso no ha ido de la mano con el avance que debería tener. Sin ir más lejos, Calama es una ciudad rodeada de grandes mineras, en las que se extrae el cobre, sin embargo es una ciudad a la que le destinan escasos recursos para la realización de obras de infraestructura.
Son varios los proyectos existentes en cartera, es importante que exista una planificación por parte del servicio público, quienes son los entes fiscalizadores en cada uno de los proyectos que se están ejecutando en la ciudad, de ésta manera darán cumplimiento a las fechas estipuladas y darán cumplimiento a lo convenido inicialmente. La misma rigurosidad debe existir en el proceso de evaluación y adjudicación de un proyecto.
Un claro ejemplo es el hospital de Calama, el que durante tres años fue un elefante blanco. Inició sus obras en junio de 2010 y tenía estipulado finalizarlas en el año 2013, sin embargo el contrato fue terminado anticipadamente por incumplimientos contractuales. Lo que una vez más deja en evidencia la falta de prolijidad en la fiscalización de obras, donde no existe un sentido de necesidad para la ciudadanía.
Otro ejemplo es el nuevo llamado a licitación de la ruta Carmen Alto - Calama, aunque esto fue adjudicado, en el año 2015 la empresa fue finiquitada por incumplimientos.
Por otra parte, parece irrisorio que la construcción de la ampliación de una escuela esté inconclusas hace 14 años aproximadamente. Una obra que debería ser prioridad para la autoridad local y para la comunidad. De ésa experiencia debemos sacar lecciones, en primer lugar respecto al tema de fiscalización, de dar cumplimiento de plazos tanto a los entes públicos como empresas y una mayor prolijidad en el proceso de selección de empresas que licitan.
Sin lugar a dudas, es importante crear una legislación, que permita llevar estas obras hasta el final sin perder de vista la rentabilidad social.
Carlos Ramírez Leaño,
presidente de la CChC Calama