Las lluvias volvieron al norte del país causando estragos en Coquimbo, Atacama y en la parte sur de la región de Antofagasta. Esta es una situación que se conoce desde hace varios años respecto a ajustes en los climas producto del cambio climático.
El surgimiento de ríos que por décadas estuvieron secos, la bajada de aguas por quebradas de la cordillera de la costa y donde hoy paradójicamente hay asentamientos humanos, mayor cantidad de lluvia y temporales de viento y nieve en la zona, se harán cada vez más habituales.
Frente a esta realidad, toda la comunidad debe reflexionar frente a esta nueva situación, principalmente en el norte, donde no estamos acostumbrados, ni tenemos las condiciones para resistir fenómenos de esta naturaleza. Siempre acostumbrados a unos pocos vientos y sólo algunas lloviznas.
El primer paso que se debiera dar es que quienes vivimos en el norte, nos preocupemos de nuestras viviendas, de tener la seguridad que seremos capaces de soportar lluvias torrenciales.
El segundo paso es que la autoridad pueda realizar un mapa geográfico de los sectores con riesgo de inundación, curso de antiguos ríos, caminos con riesgos de ser destruidos por quebradas o inundaciones. Con esta información realizar un nuevo trazado de rutas, construir puentes para evitar cortes de ruta y realizar rellenos o drenajes en lechos de ríos que puedan volver a emerger ante intensas lluvias.
Creemos que es posible corregir los problemas con drenaje en el fondo de los cursos de agua, con la construcción de puentes, en zonas donde siempre se producen socavones por el avance de las aguas, con el levantamiento del terreno o muros de contención en zonas que siempre resultan anegadas.
Mejorar los escurrimientos de las aguas en las calles de la ciudad y mantenimiento de estas obras durante el verano.
Tenemos que tomar los resguardos para que no se vuelvan a repetir los mismos hechos todos los años y considerar que este cambio climático llegó para quedarse.