Que 31.948 pacientes acudieran el año pasado al Servicio de Urgencia del Hospital sin tener las condiciones para ser atendidos por esta unidad, demuestra que hay un desaprovechamiento de este servicio que en ese periodo recibió más de 70 mil consultas.
Está situación ralentiza la atención de pacientes que sí requieren de una asistencia inmediata, lo que provoca demoras y largas esperas.
De acuerdo a las autoridades de salud, la mayoría de los casos de demora no responden a una actitud lenta de los funcionarios sino porque surgen muchos casos que no corresponden a una urgencia real.
Afortunadamente, el año pasado hubo una baja de la presencia de pacientes no pertinentes, pero siguen los casos de personas que acuden y que no requieren ir hasta la urgencia del Hospital.
Frente a esta situación se hace necesario también poder orientar a las personas para que puedan distinguir respecto a la gravedad de casos y enseñarles a comprender si amerita acudir a un centro de urgencia.
En muchas situaciones este es un hecho arraigado, que frente a cualquier dolencia repentina se acude a esta unidad que está para casos complejos.
Hoy en día están las alternativas de los SAPU, Servicio de Atención Primaria de Urgencia, y los SAR, Servicios de Alta Resolución, lo que permiten diagnósticos exactos en los centros de salud primaria, ya que están bien dotados de laboratorios y equipos para realizar exámenes.
Debemos aprender a diferencia entre un resfrío, dolor abdominal o cuadro diarreico frente a un dolor de pecho, dificultad respiratoria o niños que retracción costal o que se ponen cianóticos. Estos últimos sí son para acudir al servicio de urgencia del Hospital.
El otro problema es la población flotante, que no tiene atención en los consultorios de salud.
Frente a esta realidad, es importante aprender a dar un buen uso al servicio de urgencia, por el bien de muchas personas que sí lo necesitan y donde el tiempo corre en contra de quienes esperan ser atendidos para salvar sus vidas.