Residuos peligrosos
Como vecino del sector no puedo dejar de comentar la preocupante situación que salió a la luz el pasado lunes sobre el descubrimiento de un vertedero de residuos peligrosos entre Antofagasta y Calama.
David Urrutia
La Roja y la TV
Perdimos jugando bien o mal, el tema dará para mucho hablar, pero quienes perdieron fueron esos comentaristas, periodistas deportivos y otros que a través de la TV, lograron crear una falsa ilusión en la gente, sobre todo entre los más sencillos.
Sus destempladas palabras habían convertido a un grupo de jugadores de fútbol en héroes nacionales, superdotados, que no podían dejar de ganar y así lo gritaban a voz en cuello. Su exageración ha terminado convertido en lamentaciones, tratando de justificar lo que ellos creían imposible. Un muy mal proceder frente a muchos que ahora se ven sorprendidos ante lo que consideraban garantizado.
Ciertamente que hubo abuso en el lenguaje y no se pueden utilizar los medios de difusión para aprovecharse de las circunstancias.
Francisco Vargas A.
"Pisar callos"
"Me pisaron los callos" es una expresión popular que da entender que le produjeron el mismo dolor que en esas durezas cuando le pisan los dedos de los pies. Se extiende también a que las acciones de otros no permiten cumplir ideales, sueños o metas.
Marcos Concha Valencia
No más Resiliencia
Nuestro pueblo tiene como una de sus características esenciales, sobreponerse al dolor, las catástrofes y los infortunios, la naturaleza nos ha diseñado así. Esta capacidad es difícil replicarla en otros pueblos y lo más notable es que constituye motivo de admiración de los demás. La solidaridad frente a esto es motivo de orgullo para nosotros, que ante catástrofes, somos capaces de dejar de lado nuestras diferencias y como un solo cuerpo, nos reponemos y volvemos a levantarnos, con esa fortaleza y resolución propia de comunidades que la naturaleza regularmente pone a prueba.
En estos hechos la voluntad humana tiene poco y nada que hacer, pero se ha sumado otro riesgo, más devastador, peligroso, solapada: nuestra clase política. Gente especializada en mentir, en fantasear, en hacer declaraciones pomposas, discursos floridos, simplemente en no hacer la pega; en poner caras adustas, serias e imperturbables ante la evidencia de sus conductas dolosas y que gozan de las mejores y mayores prebendas económicas de toda nuestra sociedad. Pero el peligro no está en eso, sino que con su conducta, negligente, hipócrita e infame, ha inoculado en el alma de nuestra sociedad la desidia, el individualismo, el conformismo y la resignación.
Chile despierta, somos depositarios de grandes virtudes que la creación nos dio, que no sea la clase política la que te despoje de ellas.
Francisco Talep, U. Central