Dicen que en estos días los rayos del sol caen directamente a nosotros y que el día y noche tienen la misma duración. La primavera llegó, después de un invierno más frío, con más viento y heladas, que otros años. Los pájaros la sienten y cantan, los árboles y flores se cubren de hojas y colores y esperamos que este cambio climático no nos alcance, como los huracanes en el Caribe, Cuba y viejo San Juan y los terremotos en México.
Finalizando la celebración de las Fiestas Patrias y feriados; empezamos a sentir un relajo en el ambiente, acompañado solo por el viento de septiembre, elevador de volantines. Al recordar las visitas a las ramadas, fondas y rodeo, el dieciocho grande y el chico, vimos que este año se celebró en todo Chile, con gran patriotismo. Se izaron miles de banderas por doquier, escuchamos la música chilena del norte, sur, centro; las cuecas, el cuándo y la refalosa, y "Agüita de mi tierra", melodías aprendidas en las escuelas.
Antes las familias acostumbrábamos ir a almorzar a las ramadas, servían sabrosa cazuelas de ave humeante, rebalsando los platos, pasteles de choclo, empanadas, asados y ensaladas a la chilena. Mientras se bailaba la cueca y se estaba esperando, servían la pichanga que era picadillos de rábanos, jamón, queso, aceituna y ají verde. Hoy reemplazada por el pebre de tomate, cebolla, ají, cilantro; acompañado el pan amasado caliente. El vino y la chicha de Los Andes no faltaba en ninguna mesa, también la cerveza y bebidas.
Hoy nos conformamos con una empanada, un hotdog, un choclo, un anticucho con carnes que se cocinan en parrillas abriéndonos el apetito al pasar. Vi poca chica y vino. El trago de moda fue el Terremoto, vino blanco pipeño dulce más granadina y helado de piña.
Cuando veo en la calle cocinando comidas extranjeras como las arepitas de Colombia y Venezuela parecidas a nuestras sopaipillas a la plancha, vuelven a mi mente platos chilenos que aprendí a saborear y que aún preparo y que no se ofrecen en restaurantes ni en otros países como carbonadas, ajiaco, porotos con rienda, papas rellenas, charquicán, guisos, pollo arvejado, humitas, sin olvidar las parrilladas con riñones, guatitas, sesos rebozados, prietas, corazón, hígado y chunchules.
Nancy Monterrey Caro,
Escritora chuquicamatina