Alto índice de delitos económicos
En lo que va del año se registran 1.200 denuncias de casos que afectan a los sectores vulnerables de la sociedad. Las recomendaciones de las autoridades para no caer en engaños, proteger al máximo sus datos y claves bancarias, parecen ser insuficientes ante lo creciente del delito.
Los delitos económicos y estafas se acercan a cifras exorbitantes. De hecho, son entre 5 y 15 las denuncias semanales que recibe la Fiscalía y que obligan iniciar investigaciones para determinar los responsables y así responder a acongojadas víctimas, muchas de ellas de la tercera edad o de escasa educación.
Uno de los casos más repetidos son los conocidos como "cuento del tío", en el que los timadores recurren a una historia para engañar y quedarse con fuertes sumas de dinero y propiedades muebles e inmuebles.
También están los otros casos que son perpetrados por bandas especializadas que se dedican a robar los antecedentes de usuarios de tarjetas de crédito o débito, para quedarse con sus ahorros o realizar compras onerosas.
En el primero de los casos los delincuentes mediante un diálogo logran convencer a sus víctimas de estar frente a una situación apremiante y los obligan a girar, transferir fuertes sumas de dinero o a la entrega de objetos de valor para zafar de un mal menor para ellos o algún familiar.
Mientras que los segundos son miembros de verdaderas bandas, muchas de ellas con conexiones internacionales, que por diversos mecanismos cibernéticos logran apoderarse de los datos de los propietarios de tarjetas de crédito y/o débito clonando sus datos para su beneficio.
Ya van mil 200 casos y aún no es posible saber cuántos de ellos encuentran una respuesta, porque mientras más pasan los días y semanas, las posibilidades de recuperar el patrimonio perdido se reduce casi a nada.
Esto duele a los afectados, quienes ven en la Justicia un escarmiento para que los estafadores sufran un castigo que implique sacarlos del delito de los engaños a los más vulnerables.
Las recomendaciones de las autoridades para no caer en engaños, proteger al máximo sus datos y claves bancarias, parecen ser insuficientes ante lo creciente del delito, que por supuesto amerita una persecución judicial de características especiales.