Salvo la ocurrencia de una situación con características de milagro, Cobreloa seguirá por un año más en la Primera B del fútbol chileno. Los esfuerzos realizados durante este 2017 no alcanzaron para pelear la posibilidad de regresar a la división de honor, un anhelo de tantos loínos repartidos a nivel nacional.
Y este último comentario no es sólo una idea o una interpretación antojadiza, hace varios años que la empresa Adimark, especializada en encuestas en distintos ámbitos, realiza el sondeo anual para conocer el arrastre y favoritismo de los equipos nacionales. Y Cobreloa sigue estando entre los cuatro o cinco más importantes del país.
Eso pese a las actuaciones de los últimos años que hoy lo obligan a transitar por la división B del balompié criollo, tras exitosas campañas que le permitieron ganar 8 títulos nacionales. Un palmarés que parece lejano tras ver la actual realidad y los problemas que se enfrentan para armar un equipo competitivo que sea capaz de superar el escollo de la B.
Lo hecho esta temporada lo demuestra, porque pese a sacar del retiro al destacado técnico José Sulantay, no se pudo lograr el ascenso y las posibilidades de que el año venidero ocurra se complican, porque el nivel de los equipos en competencia mejora con cada temporada.
La realidad actual obliga, como dicen los expertos, a repensar el club y a buscar fórmulas que sirvan para conformar un plantel competitivo y que sirva para volver al "fútbol grande", como lo denominan los periodistas deportivos.
En este proceso el peso de la historia tiene que ser bien utilizado para que sea el cimiento de lo que se pretende hacer. Volver a los orígenes, conformar planteles con jugadores con las condiciones futbolísticas, pero con "hambre" de triunfos será fundamental.
Esa fue la clave del éxito de antaño y que hoy no se recuerda. Por ello los dirigentes debieran echar un vistazo al pasado y preparase para un desafío que si no zafan pronto, cada año será aún peor.