Ex compañeros y pupilos recuerdan anécdotas y el legado de Luis Garisto
FIGURA HISTÓRICA. El uruguayo partió a los 71 años pero su huella quedó marcada en la carrera de jugadores que vistieron la camiseta loína. Rescatan su humildad y serenidad.
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Hombre de pocas palabras y frases que marcaban la carrera de sus compañeros y dirigidos. La partida de Luis Garisto a los 71 dejó muchas sensaciones de pena entre quienes compartieron un camarín de fútbol con "El Gordo", como lo llamaban sus amigos.
Pero como suele pasar, la muerte aflora los recuerdos de quienes quedan. Y por lo mismo, en Chile y específicamente en Calama, varios ex cobreloínos históricos salieron a desclasificar anécdotas del ex mundialista uruguayo.
"Era un tipo muy cercano. Recuerdo cuando lo fuimos a esperar al aeropuerto de Santiago porque estábamos haciendo la pretemporada allá y era el jugador de trayectoria que venía a reforzar el equipo", rememora Carlos Rojas.
"Chifi" atesora momentos especiales con quien fue su compañero de zaga. "Uno no sólo aprendía de él dentro de la cancha. Una vez, tomó una rama y me dijo que la quebrara. Y después, tomó once ramas y me pidió lo mismo. Como no podía quebrarlas todas nos dijo 'eso es lo que somos como equipo, no nos va a quebrar nadie si estamos los once juntos siempre". Una lección que quedó para toda la vida.
Rojas confidencia que "él tenía un cariño tremendo por esta zona porque cuando llegó, su señora, Blanquita le dijo 'Luis, me trajiste a la luna' pero después, al no poder quedar embarazada se sometió a un tratamiento en el Hospital Roy H.Glover de Chuquicamata y ella quedó esperando a una hija que debe tener unos 37 ó 38 años. Y siempre quedaron agradecidos como familia por eso".
Campeón
Garisto era reconocido por bromear con sus compañeros, como cuando en un partido de exhibición de "los zorros del desierto" en una cancha de tierra en Tocopilla se acercó a su ex compañero de selección en Uruguay, Ladislao Mazurkievicz para decirle delante de todos "eh, Mazurca, de Wembley a Tocopilla, qué tal" desatando las risas de sus compañeros.
Pero su mayor recuerdo deportivo en el club está en la final del torneo clausura 2003, cuando Cobreloa venció a Colo Colo en el mismísimo estadio Monumental y se alzó con el título de bicampeón cuando nadie apostaba por "los zorros" tras el empate a dos tantos en la final de ida en Calama.
"Nos sorprendió lo tranquilo que estaba pese a que era un partido que traía mucha tensión, por la importancia de jugar contra el clásico rival, por el entorno y porque Colo Colo era el favorito. Pero antes del partido, antes de la charla terminamos todos riéndonos porque el profe se quedó dormido en el camarín y hubo que ir a despertarlo. Después de eso, como que todos controlamos la ansiedad" cuenta el histórico capitán de ese equipo, Luis Fuentes.
Quien también recordó ese suceso fue el actual gerente deportivo de la institución, Boris González. "Me acuerdo que nos dio mucha risa pero eso, sumado a la charla que nos dio nos hizo entrar con una confianza tremenda a jugar a ese partido. Eso fue algo que me marcó de por vida en mi carrera".
¿Y la charla misma? Quien la recuerda es el director del programa deportivo "Tiro Directo" de radio Alegría del Transporte, Eduardo Alarcón.
"Los jugadores siempre la cuentan porque dicen que salieron convencidos después de eso. Los juntó en el camarín, agarró una pelota de fútbol y empezó a preguntarles y se respondía al mismo tiempo. 'Qué es esto, una pelota. De quién es la pelota, es mía, es nuestra. Entonces, vamos a salir a jugar con esta pelota el partido y como es mía, no se la vamos a prestar a Colo Colo. Y si ellos la quieren tener la vamos a defender como si tuviéramos un corvo" les dijo el charrúa.
Cobreloa salió esa tarde a la cancha del David Arellano y apabulló al Cacique silenciando al eterno rival en su propia casa. Para muchos, el triunfo deportivo más importante en la historia del club en las competencias nacionales.
Legado
Uno de sus pupilos en ese Cobreloa campeón y actual entrenador de fútbol del INAF, Rodrigo Pérez también repasó el legado del entrenador.
"Recuerdo que terminamos bien atrás en la tabla pero nos convenció que en los playoffs íbamos a ganar el campeonato. No era de muchas palabras pero siempre tenía las precisas y eso provocaba un ambiente fuerte en el camarín. Me marcó porque entendí que en este trabajo de técnico no sólo sirve prepararse bien física y fubolísticamente. Controlar la ansiedad, trabajar a los jugadores desde el punto de vista psicológico es algo que te puede permitir ganar en momentos decisivos", comentó el otrora lateral izquierdo de ese Cobreloa inolvidable.