Pareciera que la piedad, la misericordia y el amor se ha quedado olvidado en un estante para muchos ciudadanos, y han iniciado una carnicería despiadada contra todos aquellos que se equivocan, que dicen algo incorrecto, que cometen un delito, que hacen algo indebido.
De un momento a otro, todos se creen ángeles y santos, pero en teoría, porque en la práctica todos seguimos siendo seres imperfectos.
Y las redes sociales, como el whatsapp, facebook y twitter, se han convertido en las nuevas plataformas para predicar por parte de estos seudo creyentes de la verdad. Casi todos, sin excepción se han transformados en jueces implacables de todo lo que observan y emiten sus veredictos y juicios, como si se tratase de la santa inquisición.
Muchos se olvidaron de la tradicional historia de la mujer adúltera que estaba lista para ser apedreada, y la inolvidable frase "el que esté libre de pecado, lance la primera piedra".
Lo mismo ha ocurrido, con la dramática historia de un padre que olvidó a su hijo al interior del interior del auto, falleciendo por asfixia.
Muy pocos han tenido compasión por su inexcusable error, y algunos le han deseado que mejor se mate, sin conocer todo el trasfondo de esta lamentable noticia.
Las redes sociales y los comentarios en internet se han convertido en el recipiente de los más bajos instintos del ser humano, donde muchos -incluso escudados en el cobarde anonimato- emiten sus juicios condenatorios sin ninguna muestra de perdón y misericordia.
No olvidemos que con la misma vara que medimos, algún día seremos medidos, y que existen una justicia humana y divina para condenar cada acto según la intención del corazón, no por lo que vemos.
Como seres humanos en medio de una sociedad moderna, debemos avanzar y no involucionar. Pareciera que lo gutural y cavernícola está retornando a nuestra cultura actual.
Hagamos un esfuerzo para tener una mirada más sensible del mundo que nosotros mismos hemos construido.