64 hombres maltratadores se rehabilitaron los últimos tres años en Calama
PROGRAMA. Dependiente del municipio, trata integralmente los problemas de violencia intrafamiliar en la pareja, desde el punto de vista del agresor.
La inmensa mayoría de los casos de violencia intrafamiliar se producen por problemas de pareja. La estadística es decidora en Calama, pues los hechos de este tipo denunciados ante el Juzgado de Familia y la Fiscalía experimentaron un aumento de 9,5 % en los tres primeros meses del año en comparación a igual período de 2017, pasando de 537 a 588 casos.
Es así como desde el Servicio Nacional de la Mujer y Equidad de Género (Sernameg) manifestaron que era complicado cuantificar cuántas personas de sexo femenino estaban siendo víctimas de violencia por parte de sus parejas. Más allá de aquello, el hecho de que hoy esas situaciones se denuncien más es positivo, porque quiere decir que se está perdiendo el miedo.
Pero no todo apunta a incrementar las denuncias, porque el foco también está puesto en el victimario. Para tratar esta dificultad, en Calama existe desde hace diez años el Programa de Resocialización para Hombres que ejercen Violencia en contra de la Pareja (PRHEVIP), dependiente de la municipalidad, el que recibe derivaciones del Tribunal de Familia y del Tribunal de Garantía.
Objetivos
Los objetivos de este programa se relacionan con poder desarrollar con el usuario habilidades que permitan establecer relaciones incompatibles con la violencia, en todas sus manifestaciones, con una perspectiva de equidad de género.
Además, generar responsabilidad en los agresores de las conductas violentas ejercidas contra sus parejas y fortalecer la red que trabaja con temáticas de violencia intrafamiliar.
"Nosotros, como programa, entendemos que la violencia es una conducta aprendida, por lo tanto lo que busca el profesional del programa es que nuestros usuarios desaprendan esa conducta violenta para de esta manera frenar la violencia ejercida contra sus parejas. Pueden participar todos aquellos que ejerzan violencia contra sus parejas, tanto psicológica y física, como también sexual o económico-patrimonial", manifestó la trabajadora social y coordinadora de este programa en la comuna, Katherinne Sandoval.
Son cuatro los requisitos que deben cumplir quienes son derivados a este programa o quieren formar parte de él por iniciativa espontánea: deben tener residencia en Calama; ser hombre de 18 o más años; sin consumo abusivo de sustancias lícitas y/o ilícitas; no tener enfermedades psiquiátricas.
"La idea es no justificar la violencia por alguna enfermedad de base, psicológica o por el consumo de alcohol. Nosotros no tendemos a justificar el ejercicio de la violencia en eso. Trabajamos harto con nuestros usuarios. De hecho, el perfil de ingreso es que no tengan psicopatologías de base, que no tengan consumo abusivo de alcohol y que sean mayores de 18 años, aunque igual hemos tenido casos de adolescentes, porque también se trata de prevenir la violencia en el pololeo, donde la demanda es espontánea, tal como algunos casos de personas mayores de edad, quienes se evalúan y si cumplen con el perfil, son aceptados. De lo contrario, se les deriva a otros programas de la red", explicó la coordinadora de este programa que funciona en la calle Vicuña Mackenna #1963 de Calama.
Metodología
El proceso metodológico de intervención consta de 4 etapas: entrevista o evaluación de ingreso; evaluación diagnóstica; etapa de intervención y etapa de egreso, donde "el período mínimo de intervención es de seis meses y eso se puede alargar hasta en un año, dependiendo los resultados que revele el profesional a cargo", expresó Sandoval.
Según indicó la profesional, la mayoría de los hombres que ejerce violencia contra la mujer es porque han sido espectadores de violencia intrafamiliar, pero no todos, pues otros aprenden conductas, por eso "trabajamos fuertemente lo que es la construcción de la masculinidad, para establecer lo relacionado con los estereotipos de género. Se evalúa qué estereotipo de género está enraizado para poder desestructurar eso. También, el machismo, porque ese tipo de conductas a algunos los hace propensos a ejercer violencia", dijo la trabajadora social.
Se hace un trabajo metódico de resocialización que abarca temáticas de violencia, de construcción de masculinidad y de resolución de conflictos no violentos, básicamente. La atención se realiza de manera personalizada, porque en estos casos demuestran más efectividad que aquellas terapias grupales.
"De esta manera, los hombres deben acudir idealmente una vez por semana al programa, pero entendiendo que los turnos de trabajo son complejos en muchas ocasiones, existe flexibilidad en torno a eso. Como máximo, son 4 veces al mes las que se realizan estas reuniones personalizadas y como mínimo dos", aseguró la coordinadora del programa municipal.
En estos momentos son 67 los hombres que se están tratando en este programa, los que están a cargo de tres trabajadoras sociales, quienes pueden tomar un máximo de 25 casos, que también reciben el aporte de psicólogos, cuando la situación así lo amerita.
Estadísticas
En 2016 fueron 59 los hombres que participaron del programa en Calama, de los cuales 29 terminaron el proceso satisfactoriamente, es decir, un 49 %. En tanto, quienes desertaron fueron 21, equivalentes al 35,5% del total; y con logros mínimos resultaron nueve varones, correspondientes al 15,2 %.
En 2017, por su parte, estuvieron 44 hombres en el plan municipal. De ellos, 27 culminaron de forma satisfactoria (61%); desertaron 10 (22,7%); y con logros mínimos fueron calificados y hombres (15,9%).
En lo que va de 2018, 13 hombres fueron calificados, de los cuales 8 cumplieron el proceso satisfactoriamente (61,5%) y los 5 restantes desertaron de continuar, lo que equivale al 38% . No hubo logros mínimos.
Testimonio
Uno de los hombres que está siendo tratado en este programa quiso dar su testimonio. Se trata de Yerko Ossandón, quien ingresó en diciembre de 2017 a PRHEVIP.
Asume que la droga y el alcohol lo llevó por el mal camino, por lo que antes de entrar a este programa, debió rehabilitarse en la comunidad CEPAS.
"Debido al consumo de drogas y alcohol empecé a dejar de quererme. Me auto castigaba. Después, comencé con los demás, con mis más cercanos. Ellos se vieron afectados producto de mis conductas. Por varios años ejercí violencia psicológica, pero en el año 2016 agredí a mi pareja. Fue la única vez. Por ese hecho, me separé de ella y enfrenté una demanda en el juzgado", reconoció Ossandón.
Asegura que en el programa le explicaron que la violencia verbal es tan dañina como la física y negó que haya sido su experiencia cuando niño y adolescente la que acarreó este tipo de conductas.
"Lo principal es asumir, reconocerse que uno está en un error, que uno fue el culpable y que uno fue el que agredió. La responsabilidad es del agresor y no es justificable, eso es lo que nos dejan en claro desde un principio. Aprendimos los tipos de violencia, acerca de los géneros, cómo convivir en pareja en cuanto a los roles que debe cumplir cada uno, qué es lo que debemos y no hacer, además de la importancia de la comunicación cuando uno está en pareja", mencionó Ossandón.
Asegura que con el paso del tiempo, ya que ingresó al PRHEVIP hace siete meses, las cosas han cambiado en su vida.
"Volví a conversar con mi pareja y en esos mismos diálogos, uno se acuerda de los talleres que ha tenido y a la vez se va reforzando. Te das cuenta cuando subes la voz, te alteras o muestras agresividad. Te dan las herramientas para saber cuando detenerte y bajar las revoluciones. Estamos en proceso de recuperar la relación, aún no convivo con ella, pero hablo más con mis hijos y estoy buscando una segunda oportunidad", declaró Yerko Ossandón.
"La violencia es una conducta aprendida y lo que se busca es que los usuarios del programa desaprendan esa conducta agresiva contra sus parejas".
Katherinne Sandoval
Coordinadora PRHEVIP"
6 meses como mínimo y un año como máximo dura el proceso de búsqueda de modificación de conductas agresivas, tanto de manera verbal como física.
2008 año en que se inició el programa PRHEVIP en Calama, en el que más de 500 hombres han buscado rehabilitarse de su condición de golpeadores con sus parejas.
4 reuniones al mes y personalizadas son las que tienen las trabajadoras sociales con los hombres que buscan rehabilitarse de esta complicada conducta.